miércoles, 6 de enero de 2010

Como en tiempos de Noé

Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en su corazón.

Génesis 6:5.

Lectura diaria: Génesis 6:1-22. Versículo del día: Génesis 6:5.

ENSEÑANZA

Dios quiso acabar con el hombre a través del diluvio; sin embargo al encontrar a Noé, hombre temeroso de Dios, le dio una nueva oportunidad a la humanidad a través de él. “Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre. Comían, bebían, y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos” (Lucas 17:26-27). Este versículo habla sobre la segunda venida del Señor Jesucristo que será cuando se manifieste como el Mesías reinante. El mundo estará completamente desbordado en maldad y llegará la gran tribulación. Hay algunas ramas del cristianismo que creen que los cristianos la pasaremos; personalmente, considero que no será así, porque el Señor antes arrebatará hasta las nubes a los creyentes en Él que aún vivan, y los muertos en Cristo, resucitarán para celebrar con el Señor las “Bodas del Cordero”. Nosotros somos parte del reino celestial y no somos de este mundo; cuando un país va a la guerra, los otros países lo primero que hacen es sacar a sus embajadores de allí; de igual manera considero que hará Dios con nosotros: nos sacará con mano poderosa. Pero pensemos, ¿qué pasará con los que se quedan? Los profetas del Antiguo Testamento y el Apocalipsis nos hablan de destrucción total, como jamás ha habido; los hombres buscarán la muerte y ésta no llegará porque la ira de Dios se colmará (Romanos 1:18-27). Los cristianos, necesitamos urgentemente el toque divino; una nueva perspectiva que nos permita llegar hasta los lugares más remotos con la Palabra de Dios y estar listos como Isaías a decir: “Aquí estoy. ¡Envíame a mí!” (Isaías 6:1-2 y 8). Hagamos del 2010 el verdadero compromiso ante Dios, de llevar las “Buenas Nuevas” a las almas perdidas, para que logren entrar a la barca de la salvación, el mayor número posible de seres humanos.

Un abrazo y bendiciones.

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