miércoles, 13 de enero de 2010

El más preciado tesoro

Todo maestro que ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.

Mateo 13:52.

Lectura diaria: Mateo 13:44-52. Versículo del día: Mateo 13:52.

ENSEÑANZA

A lo largo de todo el capítulo 13 de Mateo, el Señor Jesús explica con parábolas a las multitudes que lo escuchan y a sus discípulos a lo que se parece el reino de los cielos. Me llama la atención la parábola del tesoro escondido porque definitivamente tenemos que aprender a apreciar la salvación como lo mejor. Quizá, aceptamos a Jesús en nuestras vidas y repetimos una oración tal vez con sinceridad pero no alcanzamos a comprender el valor tan inmenso que tiene el haber tomado esa decisión. Pablo nos dice que Dios “hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo” y adelante afirma: “Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros” 2ª. Corintios 4:6-7). Cuando empezamos nuestro recorrido en la vida cristiana y nos alimentamos de su Palabra, vamos entendiendo la obra redentora de Jesucristo. Su poder y luz brilla en nosotros porque vive con nosotros, y poco a poco Él va puliendo esa vasija de barro que es nuestra vida, para que su gloria quede demostrada en el cambio efectuado en cada uno y vayamos dejando a un lado los tesoros del mundo por los tesoros del reino de Dios. Jesucristo llama tesoro al galardón que se acumula en los cielos por medio del servicio rendido en la tierra y comenta que donde está el tesoro del hombre, allí también está su corazón (Mateo 6:19-21). Juan el Bautista proclamaba: “Arrepiéntanse porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 3:2), refiriéndose al Señor Jesús; y cuando aceptamos a Jesús, empezamos a gozar del maravilloso tesoro del reino de los cielos. No abandonemos este preciado tesoro, ni lo escondamos del prójimo; guardémoslo sí, del ladrón y mentiroso que desea arrebatárnoslo. Saquémoslo a la luz y permitamos que los demás lo conozcan y admiren su esplendor.

Un abrazo y bendiciones.

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