viernes, 3 de abril de 2009

Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio

Yo le digo al Señor: Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.

Salmo 91:2

No siempre nos levantamos con el píe derecho. Mientras estemos en esta vida, cada día está lleno de sorpresas, unas veces agradables y otras desagradables. Para mí, hoy ha sido un día difícil. Gracias a Dios, Él es mi refugio y a Él llegaré para que me fortalezca.

Si seguimos mirando el Salmo 91, podemos notar que todo habla de las situaciones embarazosas de las que Dios nos resguarda. El Señor nos cuida de las trampas del cazador y de mortíferas plagas. ¡Oh Señor! Satanás no se cansa de ponernos trampas para hacernos tropezar. Pero recuérdanos que nuestra confianza está en ti depositada, no en personas humanas, ni en riquezas ni poderes.

Tenemos que afirmar nuestra fe, sabiendo que ni el terror nocturno, ni la flecha, ni la peste, ni las plagas, ni la guerra, absolutamente nada de esto podrá afectarnos, porque el Señor es nuestro protector y ninguna calamidad podrá tocar nuestras vidas, así don Sata quiera hacernos ver lo contrario. El mundo puede decir NO pero tú dices SI. O dice SI y tú respondes NO. El caso es que ni los afanes de este mundo, ni los ataques de Satán, ni nuestra carnalidad, pueden sobrepasar la barrera que Dios nos pone como protección. Así que adelante. Sin mirar atrás. ¡Con Cristo somos más que vencedores!

Señor: Gracias por poder confiar en ti ante cualquier situación que se nos presente. Gracias porque tú le ordenas a tus ángeles que cuiden nuestro camino. Gracias porque nos guardas de tropezar. Gracias porque siempre estás en los momentos más angustiantes y porque tu promesa es que nos colmarás con muchos años de vida y nos harás gozar tu salvación. En el nombre de Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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