martes, 21 de abril de 2009

Y aquella ciudad se llenó de alegría

Y aquella ciudad se llenó de alegría.
Hechos 8:8.

El Señor Jesús antes de ser llevado al cielo, les recordó a sus discípulos, la promesa del Padre respecto al Espíritu Santo y les dijo que recibirían poder para que fueran sus testigos tanto en Jerusalén, como en Samaria y Judea, y hasta los confines de la tierra (Hechos 1:8). En el pasaje de Hechos 8, vemos como Felipe bajó a Samaria anunciando las Buenas Nuevas y realizando milagros en el nombre del Señor Jesús. Sanando enfermos y liberando endemoniados. Dice la Biblia que aquel pueblo se llenó de alegría y no es para menos.

Recordemos el pasaje de Isaías 52:7 “¡Que hermosos son, sobre los montes, los píes del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: !”. Felipe llegó anunciando la salvación y la gente se reunía y prestaba atención al mensaje.

¿Te has preguntado cuál es tu Jerusalén? ¿O tu Judea? Tu Jerusalén puede ser tu hogar, tu Judea tus vecinos, los de tu trabajo, los de tu conjunto o barrio. La orden del Señor en Mateo 28, es ir y hacer discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Esta es la gran comisión, encomendada primero a sus apóstoles y como herencia transferible a nosotros.

Déjate utilizar por Dios. Él quiere que seas un instrumento en sus manos. Verás los cambios donde quiera que tus píes vayan proclamando las buenas nuevas de paz y salvación. Y encontrarás armonía y gozo donde se ha plantado la semilla del Evangelio.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: