domingo, 26 de abril de 2009

Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia

El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.

Juan 10:10.

Hoy haré un paréntesis en la secuencia de mis devocionales y les compartiré parte de la predicación, ya que ésta me tocó profundamente.

El Señor Jesús no solamente vino a salvar y buscar lo que se había perdido (Lucas 19:10), sino que también vino a darnos vida y vida en abundancia. Pero nosotros como cristianos, ¿cuántas cosas hemos dejado perder? ¿Por qué no estás gozando esa vida abundante?

Joel 1:2-4 dice que lo que dejaron las langostas grandes, se lo comieron las pequeñas; lo que dejaron las pequeñas, se lo comieron las larvas; y lo que dejaron éstas, se lo comieron las orugas. ¿Por qué? Porque básicamente diría yo, nos olvidamos del primer amor con el Señor. Tenemos que despertar y reconocer el problema. Nuestra relación con Dios se cayó. Hemos descuidado ciertos factores importantes en esta relación y la cuestión es de cuidado. Pudo ser el trago o la falta de compromiso con Dios ¿Hemos sido fiel con las ofrendas? ¿Cómo anda nuestro hogar? ¿Cómo está nuestra integridad? Reconozcamos la caída de aquello que era nuestro sustento (Joel 1:5-12). Estamos afectados porque la situación nos ha hecho gemir. Estamos estresados. En Deuteronomio 28:38 se nos dice que las langostas devoran nuestro plantío a causa de la desobediencia.

En Sansón tenemos un ejemplo claro del engaño. Dalila lo engaño. Fue audaz y persistente. De igual manera Satanás también nos engaña. A él no le importa esperar con tal de lograr su cometido. Él si sabe ser paciente. Sansón se creía muy fuerte y estaba convencido de que nada le pasaría. Le confesó a Dalila donde residía su fuerza y termina humillado y ciego ante un espectáculo grotesco. Satanás no tiene afán de arruinar nuestra vida. Poco a poco nos va alejando de la santidad hasta que logra su cometido. ¡Cuidado!

Sin embargo, Dios nos llama al arrepentimiento (Joel 1:13-14 y 2:12-14). “Vuélvanse a mí de todo corazón”. “Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga”.

Si buscamos a Dios de corazón, Él puede cambiar la situación (1ª.Reyes 8:37-39). Si no estamos disfrutando la vida que Jesús nos vino a dar, es hora de romper cadenas. Si nos arrepentimos, Él responderá (Joel 2:18-27). Los versos 25 y 26 dicen: “Yo los compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envíe contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas. Ustedes comerán en abundancia hasta saciarse, y alabarán el nombre del Señor su Dios, que hará maravillas por ustedes. ¡Nunca más será avergonzado mi pueblo!

Dios puede restaurarnos como lo hizo con José o con Job. Confía en Él. Yo de mi parte, no voy a dejar que la langosta, ni la larva ni la oruga, sigan devorando lo que me pertenece.

¡SEÑOR, MANDA LA LLUVIA, VISITA MI VIDA!

Un abrazo y bendiciones.


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