jueves, 23 de abril de 2009

Al morir sus padres, Mardoqueo la adoptó como su hija

Al morir sus padres, Mardoqueo la adoptó como su hija
Ester 2:7.

Siempre he sabido que cuando Dios permite una adopción, es porque tiene un plan específico para la persona adoptada. En la Biblia se nos muestran dos claros ejemplos al respecto:

Primero con Moisés, quien fue adoptado por la hija del Faraón, pero Dios tenía un propósito con él como todos sabemos. Fue el guía para sacar y librar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto y conducirlo hacia la tierra prometida.

El caso de Ester, también tuvo un designio. Dios utilizaría su belleza y don de gentes para colocarla como reina en tiempos del rey Asuero de Persia. El pueblo judío había sido víctima de las infamias de Amán, un funcionario del rey que ocupaba un alto cargo en el palacio. Había convencido con artimañas al rey Asuero de dictar un decreto donde se daba la orden de exterminar, matar y aniquilar a todos los judíos –jóvenes y ancianos, mujeres y niños- de todas las provincias y pueblos pertenecientes a su reino.

Ante el peligro Mardoqueo, acudió a Ester, entonces reina del país y le ordenó intervenir en defensa de su pueblo. Ester mujer valiente y sagaz actuó como instrumento de liberación y se levantó como toda una heroína para desenmascarar al maléfico de Amón y hacer que el rey invirtiera los papeles de modo que empalaran a Amón y no a Mardoqueo como era la intención del funcionario. También logró que el rey Asuero echara para atrás el decreto de la abolición de su pueblo y ordenara un nuevo decreto a favor de todo el pueblo judío.

Con lo anterior vemos como Dios se ha comprometido a conservar tanto a su Iglesia como a los judíos, con el propósito de unirlos a todos en Cristo (Romanos 11:24). Por eso, contra viento y marea siempre he defendido al pueblo de Israel.

Volviendo a nuestro tema de adopción, no deberíamos olvidar que nosotros también somos adoptados como hijos de Dios. Ya no somos esclavos, somos libres. La adopción es un acto soberano y gratuito de Dios, por el cual sin mérito humano, y con base en la redención consumada en la cruz, Él da al creyente en Cristo, la posición de hijo suyo.

Cuando entendemos el misterio de la adopción de Dios y sus magníficos beneficios para nosotros, por su misericordia y amor, logramos también comprender que cuando Dios nos permite adoptar un hijo terrenal, es porque Él tiene grandes propósitos con ese hijo.

Un abrazo y bendiciones.

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