viernes, 24 de abril de 2009

El principio de la sabiduría es el temor del Señor

El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos.

Salmo 111:10.

Este temor del que se nos habla en este versículo y el cual vemos en muchos otros pasajes de la Biblia, hace referencia al temor reverente. El temor que nos permite reconocer la majestad, el poder y santidad de Dios. Es el temor que Dios nos demanda. De ninguna manera debemos confundir esta clase de temor con el que significa terror o miedo, porque Dios es ante todo amor. No es un Padre terrorífico, ni el cual está siempre con el garrote esperando que caigamos para darnos una buena paliza. Al contrario nos ama tanto, que sufre por nosotros. Aunque Dios odia el pecado, ama incondicionalmente al pecador. Lo que no puede, es resistir al pecado que habita en el hombre.

Sobre este temor reverente, se hace especial énfasis en el Antiguo Testamento. En el Nuevo ya es notorio el amor y perdón de Dios, basados en la relación filial que tenemos como cristianos con nuestro Padre Celestial. Sin embargo, siempre debe existir ese temor reverente hacia Dios, porque es el que nos ayuda a caminar rectamente, e incluso, el temor reverente saca de nosotros el temor de miedo, aún el mismo temor a la muerte. Porque en el perfecto amor, no hay temor, y Dios es amor y por amor nos dio a su único Hijo, quien murió y resucitó por nosotros para que resucitemos juntamente con Él y tengamos vida eterna.

En conclusión: tememos a Dios con respeto y reverencia, sabiendo que nos dirigimos a nuestro Ser Supremo, pero a la vez, somos conscientes que por el mismo amor de Dios como Padre Celestial nuestro y por la relación que tenemos con Él como hijos suyos a través de Jesucristo, en cualquier campo que nos enfrentemos de adversidad, somos más que vencedores. El temor reverente, mata por decirlo así, al temor de miedo.

Un abrazo y bendiciones.


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