lunes, 6 de abril de 2009

Como palmeras florecen los justos


“Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen”.

Salmo 92:12.

La Biblia siempre nos está hablando de cómo el justo va en crecimiento, cómo va desarrollándose a medida que practica los mandatos del Señor. No importa la edad que se tenga. Si se es niño, joven, adulto o viejo siempre va creciendo como la luz de la aurora. Más adelante en este mismo Salmo vemos lo siguiente: “Aún en su vejez, darán fruto; siempre estarán vigorosos y lozanos”. Verso 14. El justo, no teme la vejez, porque su fuerza no depende de él, sino del Señor.

El Salmo 1:1-3 también nos expresa la vida del justo. Dice: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos. Sino que en la ley del Señor se deleita, y de día y de noche medita en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan. ¡Todo cuanto hace prospera!”. Dichoso, es bienaventurado. Doblemente feliz. Esta es la clase de persona que Dios demanda de nosotros. El Señor Jesucristo ya nos justificó y debemos de dar testimonio de ello.

Sin embargo, ¿cuántas veces se nos olvida que somos cristianos y nos volvemos “cristinos”? Obedezcamos lo que Dios nos manda y empecemos a dar fruto que perdure para que seamos DICHOSOS aún en la vejez.

Un abrazo y bendiciones.

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