Jesús le dijo: —¿Por qué lloras, mujer? ¿A quién buscas?
Juan 20:15. NVI.
Lectura: Juan
20:10-18. Versículo del día: Juan 20:15.
MEDITACIÓN DIARIA
María Magdalena lloraba
porque no sabía que el Señor Jesús había resucitado y pensando que se trataba
del que cuidaba el huerto le contesta: “Señor, si usted se lo ha llevado,
dígame dónde lo ha puesto, y yo iré por él” (v. 15b). Esta mujer lloraba porque
después de haber recibido de Jesús tanto amor y perdón, no deseaba que se fuera
de su lado.
Mujer, este mensaje es
para ti igualmente. ¿A quién buscas? Quizá estás atribulada, maltratada,
humillada o tal vez estás en medio de un mundo oscuro de pecado como
precisamente el Señor encontró a María Magdalena, de quién sacó siete demonios (Lucas
8:2), y quedó liberada y en paz. Quiero decirte que no importa dónde estés ni cómo
estés. El Señor Jesús te ama así. Tal cual eres y desea venir a ti para
consolarte, liberarte y ofrecerte todo el amor que emana de su esencia divina.
Él está a tu lado y te repica muy quedo: “¿Por qué lloras, mujer?” Ríndete a
Él, déjate envolver en sus brazos; llórale y abre tu corazón que tal como lo
hizo con otra mujer (Juan 8:8-11), lo hará contigo. No importa que la sociedad te
señale, que el mundo te juzgue; Jesús desea reivindicarte. Busca a Jesús de
Nazaret.
Señor Jesús: en un
mundo hosco, hastiado del pecado, de la indiferencia y el machismo se encuentra
la mujer actual. Quizá la costumbre se ha hecho ya su modo de vida y anda errante
y vacilante queriendo aparentar lo que no siente para no pasar como ‘cursi’ en
una sociedad depravada y sin escrúpulos, especialmente para ella. Hoy nos
postramos ante Ti para rogarte que tomes en tus brazos a toda mujer atribulada.
Consiéntela Señor, abrázala. Pon en tu redoma sus lágrimas y llénala de tu
verdadero amor que jamás cambia. Voltea su vida de tal manera que su corazón ahora
se convierta en un refugio de humildad, gozo y redención. Bendito Jesús: gracias
por amar a la mujer, perdonarla y levantarla como a ese ser especial que
creaste. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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