martes, 23 de marzo de 2021

Busquemos estar a solas con Dios

Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. 

Salmo 5:3. NVI.


Lectura: Salmo 5:1-12.  Versículo del día: Salmo 5:3.


MEDITACIÓN DIARIA


Sé que cualquier hora del día y en cualquier sitio podemos inclinarnos ante nuestro Dios. Personalmente, sí me parece que la mañana, antes de iniciar las labores cotidianas es el mejor momento para presentarnos ante Dios. Y es precisamente en las mañanas en que el Señor nos capacita para que aprendamos como sostener con una palabra al abatido (Isaías 50:4). Somos afortunados de conocer al Señor y ser parte de su reino que nada nos impide ir a Él: “Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo” (v. 7).

El punto importante es que habrá un tiempo de nuestro día para dedicárselo exclusivamente a Él; al Dueño de nuestra vida, al Rey y Salvador que siempre está listo a escucharnos. Un tiempo íntimo en que desbordamos nuestro corazón y solo nos encontramos con el Amado. Además de esto, podemos poner delante los ruegos por los que intercedemos. Busquemos estar a solas con Dios, es maravilloso ese encuentro.


Amado Dios y Señor nuestro: venimos ante Ti para darte las gracias por ser tus hijos y poder tenerte como al Papito Inmejorable que Eres. Gracias porque siempre estás ahí cuando te buscamos. Gracias porque nos alientas y levantas cuantas veces te necesitamos. Tú Eres nuestro Dios Consolador, nuestro Dios Protector, nuestro Dios Benefactor. Teniéndote a Ti, lo tenemos todo. Gracias porque siempre nos respondes. Enséñanos a buscarte más, a enamorarnos completamente de tu misericordia y bondad. Eres el Dios que no engañas, pero sí el Dios que nos hablas con sinceridad y ternura. Gracias, muchas gracias Dios y Señor nuestro. ¡Te amamos!


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios:

Hazme entender que exclusivamente dependo de Ti

Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida! La vida que...