Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.
Salmo 5:3. NVI.
Lectura: Salmo
5:1-12. Versículo del día: Salmo 5:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Sé que cualquier hora del
día y en cualquier sitio podemos inclinarnos ante nuestro Dios. Personalmente,
sí me parece que la mañana, antes de iniciar las labores cotidianas es el mejor
momento para presentarnos ante Dios. Y es precisamente en las mañanas en que el
Señor nos capacita para que aprendamos como sostener con una palabra al abatido
(Isaías 50:4). Somos afortunados de conocer al Señor y ser parte de su reino
que nada nos impide ir a Él: “Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu
casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo templo” (v. 7).
El punto importante es
que habrá un tiempo de nuestro día para dedicárselo exclusivamente a Él; al Dueño
de nuestra vida, al Rey y Salvador que siempre está listo a escucharnos. Un
tiempo íntimo en que desbordamos nuestro corazón y solo nos encontramos con el
Amado. Además de esto, podemos poner delante los ruegos por los que
intercedemos. Busquemos estar a solas con Dios, es maravilloso ese encuentro.
Amado Dios y Señor
nuestro: venimos ante Ti para darte las gracias por ser tus hijos y poder
tenerte como al Papito Inmejorable que Eres. Gracias porque siempre estás ahí
cuando te buscamos. Gracias porque nos alientas y levantas cuantas veces te
necesitamos. Tú Eres nuestro Dios Consolador, nuestro Dios Protector, nuestro
Dios Benefactor. Teniéndote a Ti, lo tenemos todo. Gracias porque siempre nos
respondes. Enséñanos a buscarte más, a enamorarnos completamente de tu
misericordia y bondad. Eres el Dios que no engañas, pero sí el Dios que nos
hablas con sinceridad y ternura. Gracias, muchas gracias Dios y Señor nuestro.
¡Te amamos!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario