En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero ¿quién podrá levantar al abatido
Proverbios 18:14. NVI.
Lectura: Proverbios
18:1-24. Versículo del día: Proverbios
18:14.
MEDITACIÓN DIARIA
Así es; la persona
enferma puede tener esperanza, valor para resistir, fuerza para aguantar y
sobre todo, ganas de vivir. La persona abatida tiene la peor de las enfermedades:
el corazón dolido, el ánimo decaído y el deseo de supervivencia por el suelo.
Infortunadamente según las estadísticas, la depresión hace grandes estragos en
la actualidad. Esto se da en parte por el mismo avance de la tecnología con el
aval de una sociedad acostumbrada a tenerlo todo, donde no falta nada y sin
embargo se vive en soledad. Ya el joven o adulto no sabe qué hacer con su vida
y se dejan llevar por el abatimiento, el desánimo o la angustia misma, llegando
a un estado de depresión que conlleva a una muerte prematura. Dice otro
Proverbio que el corazón alegre hermosea el rostro, pero la tristeza quebranta
el espíritu (Proverbios 15:13); además sucede que el espíritu quebrantado seca
los huesos (Proverbios 17:22). La persona angustiada, abatida o deprimida lo
refleja totalmente en su rostro y aun en su cuerpo.
Bien es cierto que hay
situaciones que nos deprimen como la muerte de un ser querido; sin embargo,
considero que no podemos dejarnos embriagar por la nostalgia o tristeza. No
quiere decir esto que no manifestemos nuestros sentimientos ante el hecho: si
hay que llorar, se llora. Además, hay que hacer el duelo para poder resistir y
salir adelante.
Lo más importante:
nosotros tenemos al Dios de toda consolación (2 Corintios 1:3-9); recurramos a
Él que seguro, nos abrirá sus brazos y nos apaciguará con su amor y ternura. Si
nuestro Dios es el Dios de toda consolación, ese toda
abarca cualquier situación llámese enfermedad, tristeza, abandono, crisis de
cualquier índole, soledad, etc. Lo bonito es que tenemos al lado a quien por
nosotros ya las padeció y por eso está ahí, listo para entendernos y
consolarnos. No permitamos que el abatimiento nos domine; necesitamos salir
adelante para poder hacerlo de igual manera con el hermano.
Amado Señor:
nuestras vidas están en tus manos. Toma todo dolor que se quiera impregnar en
nuestro espíritu y que la fe en Ti nos sostenga ante cualquier prueba. Gracias
porque Tú Eres un Dios misericordioso y amoroso. Tu fidelidad jamás nos deja;
teniéndote a Ti, lo tenemos todo. Gracias, muchas gracias Dios de nuestra
esperanza. ¡Te amamos bendito Dios y Señor de toda consolación!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario