Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —afirma el Señor Todopoderoso—.
Zacarías 1:3. NVI.
Lectura: Zacarías 1:1-6. Versículo del día: Zacarías 1:3.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor le habla a su
pueblo de Israel a través del profeta Zacarías. Exhortación que repite el
apóstol Santiago y que bien es ahora para la Iglesia en general. Es el momento
de acercarnos a Dios con corazón sincero, como nos lo advierte el apóstol en su
Carta dirigiéndose a todos, tanto pecadores como inconstantes. Hay que limpiarnos
las manos; quebrantarnos y humillarnos ante nuestro Dios y Señor. Si tenemos
que llorar, lloramos, pero hay que derramar el corazón (Santiago 4:8-10).
Si está la advertencia
escrita es porque Dios sabe que la necesitamos. Tal vez hemos vuelto los ojos
hacia el mundo y nos hemos dejado llevar por sus sutilezas y carnalidades. Nos
hemos ido alejando del Dios que conocimos y en vez de hacer de nuestro
cristianismo un modo de vida, hemos llegado a una rutina que cada día va
deteriorando nuestra verdadera fe.
Hoy el Señor nos dice: “Vuélvanse
a mí, y yo me volveré a ustedes”. No lo posterguemos más. Nuestro buen Dios
siempre busca la manera de cautivarnos y llevarnos nuevamente a su aprisco.
Volvamos al Señor con un corazón quebrantado.
Señor amado:
gracias te damos porque tus advertencias son amor y a la vez gracia derramada
sobre nuestras vidas. Perdona buen Dios la indiferencia con que te hemos venido
tratando y devuélvenos el gozo de tu salvación. Que tal como te oraba David, un
espíritu obediente nos sostenga. Permite que seamos verdaderos testigos tuyos
alrededor de los que no te conocen. Gracias, muchas gracias Señor.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario