viernes, 1 de noviembre de 2019

Hay más dicha en dar que en recibir


Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. 
2 Corintios 9:6-7. NVI.

Lectura: 2 Corintios 9:6. Versículos del día: 2 corintios 9:6-7.

MEDITACIÓN DIARIA

El pasaje nos habla en especial en dar para los santos; o sea para quienes nos comparten la Palabra de Dios; llamémoslo diezmo u ofrenda. El caso es que debemos dar y dar con corazón alegre. Miremos lo que nos dicen los versículos siguientes: Dios puede hacer que abunde la gracia en cada uno, de manera tal que en diferentes circunstancias tengamos todo lo necesario y toda buena obra surja en cada uno de nosotros (vv. 8-9). Así es. Estoy convencida que Dios responde y bendice cuando somos generosos con su obra. Dios no se queda con nada guardado. Recordemos la ofrenda de la viuda. Dios no está interesado en la cantidad sino en la calidad; o sea en la intención del corazón. Por otro lado: “El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia” (v. 10). Esto nos demuestra que hay que obrar también como dice el dicho: ‘no dar el pescado sino enseñar a pescar.
Me encanta esta parte de la Palabra de Dios porque es tan cierto lo que nos dice el apóstol Pablo: “el que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará”. He podido comprobarlo en mi vida y es que no es solamente sembrar con dinero; igualmente lo es con nuestro tiempo, con buenas acciones, con amor o con sonrisas simplemente. Siempre he dicho que todos tenemos algo para dar; lo que pasa es que se nos olvida porque estamos tan acostumbrados ya a la indiferencia que no practicamos en verdad lo que es el amor. También porque nos duele dar; se nos olvida que hay mayor dicha en dar que en recibir (Hechos 20:35). Aprendamos a ofrecer de lo que tenemos; de lo que Dios mismo nos ha regalado. 

Amado Señor: te rogamos pongas en cada corazón la disposición de dar primero que todo para que tu obra crezca. Enséñanos a ser generosos y a entender que Tú Eres el Dueño absolutamente de todo el dinero y la plata del mundo. Que a Ti te damos de lo que precisamente es Tuyo. También bendito Señor, que no se nos olvide regalar un ‘buenos días’, un ‘gracias’, una sonrisa o un hombro para consolar. Gracias por tu Palabra que siempre está dispuesta para enseñarnos. ¡Te alabamos y te bendecimos Dios dador de todas las cosas!  

Un abrazo y bendiciones.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     


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