Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: —¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos.
Lucas 19:41-42. NVI.
Lectura: Lucas 19:41-48.
Versículos del día: Lucas 19:41-42.
MEDITACIÓN DIARIA
Jesús lloró por su
ciudad; por el amor que le tenía y de verla tan indiferente hacia Él. Así,
también llora por ti. ¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer
paz!
Teniendo en cuenta la
gran comisión en donde el Señor nos manda: “Por tanto, vayan y hagan discípulos”
(Mateo 28:19-20); y también: “recibirán poder y serán mis testigos tanto en
Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”
(Hechos 1:8). Sabemos que nuestra Jerusalén es ante todo nuestra familia porque
son los que más cerca tenemos; hoy, yo me atrevería a pensar que antes de
llegar a los míos, estoy yo. La primera persona que necesita ser discipulada soy
yo. O sea, cada uno de nosotros.
Quizá, un día tuviste la
oportunidad de conocer a Jesús; no sé si lo aceptaste en tu vida como Señor y
Salvador o solamente lo conociste como referencia porque asistías a una iglesia
cristiana pero no fuiste discipulado por nadie y la semilla sembrada cayó en
terreno pedregoso. La recibiste con alegría. pero surgieron los problemas y te
apartaste de ella porque carecía de raíz. O tal vez, fue sembrada entre espinos:
escuchaste la Palabra, pero el engaño y muchas otras cosas vinieron y la
ahogaron; por lo tanto, tampoco pudo dar fruto. Mira, con mi corazón en la mano
te digo muy sinceramente que vuelvas al redil de Jesús y continúes a su lado. Jesús
llora por ti y te dice: “¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer
paz!”. Déjate envolver en sus brazos. Deja que sea el mismo Espíritu Santo
quien con su poder te haga un verdadero discípulo del Maestro Salvador. Te
invito a orar los dos:
Jesús amado: retómame
en tus brazos. Te pido perdón y te necesito con todo mi corazón. Haz de mí el
discípulo que quieres que yo sea. Gracias porque, aunque te dejé, Tú nunca me
has abandonado porque eres inmensamente Fiel y Misericordioso. Quiero seguir
por siempre Contigo y ahondarme en tu Palabra que es viva y eficaz. ¡Te amo
Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario