sábado, 30 de noviembre de 2019

Jesús: la verdadera libertad


Antes, cuando no conocían a Dios, ustedes eran esclavos de los que en realidad no son dioses. Pero, ahora que conocen a Dios —o más bien que Dios los conoce a ustedes—, ¿cómo es que quieren regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Quieren volver a ser esclavos de ellos? 
Gálatas 4:8b-9. NVI.

Lectura: Gálatas 4:8-31.  Versículos del día: Gálatas 4:8b-9.

MEDITACIÓN DIARIA

Infortunadamente, conociendo ya el Evangelio de las Buenas Nuevas del Señor Jesucristo, muchos cristianos quieren seguir bajo la ley. Yo pienso, que es por desconocimiento de la Palabra en primer lugar y también, lógicamente, porque en sus iglesias se continúa predicando la ley de Moisés sin tener en cuenta que estamos en el periodo de la gracia. “Esos que muestran mucho interés por ganárselos a ustedes no abrigan buenas intenciones. Lo que quieren es alejarlos de nosotros para que ustedes se entreguen a ellos” (v. 17). Hay que pedirle al Espíritu Santo discernimiento; es la Ayuda veraz que nos dejó el Señor. No solamente Él es nuestro Consolador sino también nuestro guía (Juan 14:26). Va caminando con nosotros y a la vez redarguyéndonos cuando caemos y con la ternura de siempre, nos levanta nuevamente para proseguir la marcha.
La lectura nos recuerda dos mujeres: Agar y Sara. Los hijos de Agar nacen para ser esclavos mientras que los hijos de Sara son libres por la promesa dada a Abraham. “Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa”; “Así que, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre” (vv. 28 y 31 en la lectura). El Evangelio de la gracia es muy claro: Jesús es la Verdad (Juan 14:6). “y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Juan 8:32). Jesús nos da completa libertad. Vivamos entonces, de acuerdo a la libertad dada en Cristo Jesús.

Gracias Señor Jesús porque Eres Tú el quien nos da completa libertad. Gracias porque en Ti somos aceptos al Padre Celestial y de acuerdo a lo que dice tu bendita Palabra ya no somos esclavos del pecado porque somos tus hijos. Somos libres por tu gracia derramada sobre los tuyos.  Gracias por tu Santo Espíritu que habita entre nosotros para guiarnos diariamente por la senda correcta. ¡Te alabamos y te adoramos Preciosa Trinidad!  

Un abrazo y bendiciones.

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