Mirándolos fijamente, Jesús les dijo: —Entonces, ¿qué significa esto que está escrito: La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular?
Lucas 20:17. NVI.
Lectura: Lucas 20:9-19. Versículo del día: Lucas 20:17.
MEDITACIÓN DIARIA
Con esta porción de la
Escritura Jesús concluyó su parábola de la viña y los labradores malvados. La viña es el
pueblo de Dios, el dueño de la viña es el Padre Celestial y el hijo a quien
envió y mataron es Jesús. Los siervos enviados fueron los profetas que
anunciaron su venida. Esta piedra rechazada era un claro y preciso símbolo de
Jesús el Hijo de Dios. Los líderes religiosos entre los que se cuentan los
maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes bien entendieron la parábola y
sabían que iba contra ellos. “Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo
recibieron” (Juan 1:11). Sí; Jesús fue rechazado por los de su propio pueblo. “Por
eso les digo que el reino de Dios se les quitará a ustedes y se le entregará a
un pueblo que produzca los frutos del reino” (Mateo 21:43). Y el Evangelio de
Juan continúa: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les
dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12). ¡Gloria a Dios! Nosotros los
cristianos ahora somos hijos de Dios y su nuevo pueblo. Por esto mismo nos
corresponde producir frutos. Pertenecemos al reino de Cristo Jesús. Un día
estaremos con el Rey de reyes y Señor de señores. Él vendrá por segunda vez a
la tierra con toda su majestuosidad a reinar y su novia (la Iglesia), viene
juntamente con Él (Apocalipsis 19). Añoro ese precioso día. Hace años escribí algo
personal donde le decía: ‘¡Pero yo gozosa espero con anhelo aquel llegar, donde
mi Jesús venga y me lleve con Él!’. Será el nuevo amanecer que muchos esperamos.
No sé si esté viva o haya partido hacia su Presencia. De todas maneras, sé que
estaré a su lado.
La piedra rechazada por otros
está disponible para ti. Él puede reinar en tu corazón si lo aceptas como Señor
y Salvador de tu vida. Te aconsejo que no lo rechaces al igual que hicieron los
suyos. Él vino hace dos mil años como el Mesías sufriente para precisamente
darte vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Para darte el regalo de la
salvación y es gratuita. No tienes que hacer ningún esfuerzo ni te va a decir
que necesitas cumplir la ley. La ley ya quedó atrás. Vivirás por su gracia
derramada sobre ti. Si todavía no has experimentado esa rica relación con
Jesús, te invito a que oremos juntamente:
Amado Jesús: yo te
necesito como mi Señor y Salvador; ven a mi vida y hazme la persona que deseas
que yo sea. Perdona mis pecados. Gracias por permitirme conocerte y darme el
regalo de la salvación. ¡Te alabo buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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