Pero ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas, que yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.
Isaías 43:1-3. NVI.
Lectura: Isaías 43:1-7. Versículos del día: Isaías 43:1-3.
MEDITACIÓN DIARIA
¿Has tenido que cruzar
aguas borrascosas o caminos envueltos en llamas abrasadoras que sientes no
poder proseguir porque las fuerzas se aminoran y la debilidad aflora? Sí; te entiendo perfectamente porque yo los he
atravesado y sé que para nada son fáciles de transitar. Pero es que quizá como
en mi caso, se nos olvida en quién hemos creído y quién es el que va delante de
nosotros. El versículo del día lo expresa muy claro: “te he llamado por tu
nombre; tú eres mío”; te lo dice el que te creó, el que te formó y es tu Amo y
Dueño. Esta es una de las promesas de nuestro Señor, Dios y Salvador. Si te ha
llamado por tu nombre significa que eres muy importante para Él y eso quiere
decir que por grande que sea el problema enfrentado, sus aguas no te anegarán y
el fuego no podrá quemarte ni abrasarte. ¿Lo crees? Mira, sé lo que vas a contestar.
Yo respondía exactamente lo mismo: ‘quiero creer, pero no veo una salida’. Es
porque se nos ha olvidado que la fe es la convicción de lo que no se ve; es
tener la certeza de lo que esperamos. Dios está contigo; eres Suyo. Continúa
con el firme convencimiento de que saldrás en victoria.
Te invito para que afiances
las promesas de Dios para ti y gires la mirada al Único capaz de voltear todas
las cosas para nuestro bien.
Amado Señor: Gracias
porque un día pronunciaste mi nombre, y aquí estoy Contigo. ¡Eso me basta
Señor!¡Te alabo por siempre! Sé que tus planes para mí tienen el sello de
bienestar, pero constantemente lo olvido. Perdona mi falta de fe y enséñame a
depender de Ti cada segundo de mi vida para afianzarme y recuperar mis fuerzas.
Gracias porque te pertenezco Señor y siendo Tú mi Amo Celestial puedo andar
tranquilamente porque si tropiezo me tiendes tu mano amorosa para levantarme y
proseguir. ¡Te amo buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario