Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo.
2 Corintios 11:3. NVI.
Lectura: 2 Corintios
11:1-15. Versículo del día: 2 Corintios
11:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Pablo les habla así,
alertando a los corintios de los falsos apóstoles y yo considero que en estos
tiempos más que nunca se han levantado muchos aparentes maestros que desvían a los
cristianos hacia otras creencias: “Tales individuos son falsos apóstoles,
obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de
extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz” (vv. 13-14). Da
tristeza que unos predicadores han tomado el evangelio solo con el ánimo de
agrandar sus arcas, mientras otros encauzan a sus feligreses quitando incluso
lo que es Palabra de Dios. Se han dejado engañar hasta el punto tal que ya no
creen en la deidad de Cristo: “porque nadie puede poner un fundamento diferente
del que ya está puesto, que es Jesucristo” (1 Corintios 3:11). Y hay otros, que
queriendo no soltar la ley y permitir que sus iglesias vivan el regalo
maravilloso de la gracia se devuelven completamente hacia la ley imponiendo
reglas humanas que ni ellos mismos pueden llevar. “Me asombra que tan pronto
estén dejando ustedes a quien los llamó por la gracia de Cristo, para pasarse a
otro evangelio. No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos
están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de
Cristo” (Gálatas 1:6-7).
Tenemos que aprender la
Palabra de Dios y siempre escudriñar las Escrituras para no dejarnos cargar por
teorías o doctrinas falsas. Recordemos lo siguiente: “Jesucristo es la piedra
que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra
angular. De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo
otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12);
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres,
Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). Así que parémonos en nuestra posición y
defendamos la fe que con vehemencia aprendimos y compartimos.
Amado Señor:
gracias por permitirnos conocerte como nuestro ‘Dios con nosotros’. El Emanuel
que vino al mundo para salvarnos y darnos la vida eterna. Te reconocemos como
Dios, Señor y Salvador de nuestras vidas y las entregamos a Ti para que nos
hagas conforme a tu santa voluntad. Gracias por perdonarnos y limpiarnos y
permitirnos vivir en este tiempo de la gracia. ¡Bendito regalo el que nos has
dado buen Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
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