miércoles, 1 de marzo de 2017

Es con la fuerza de tu Santo Espíritu

David le contestó: ―Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. 
1 Samuel 17:45.

Lectura: 1 Samuel 17:1-58.  Versículo del día: 1 Samuel 17:45

MEDITACIÓN DIARIA

Muy seguramente nos llegarán momentos en donde tenemos que enfrentarnos a grandes retos o desafíos y pensamos si seremos capaces de hacerlo o nos dejaremos vencer por el temor. Un filisteo gigante llamado Goliat retaba al pueblo de Israel, para que algún guerrero saliera a pelear contra él, creyéndose poderoso e invencible. “El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante cuarenta días” (v. 16). Hasta que sucedió que el joven David quien era pastor de las ovejas de su padre, fue a llevarle a sus hermanos al campo de batalla provisiones y escuchó al fiisteo. “¿Quién se cree este filisteo pagano, que se atreve a desafiar al ejército del Dios viviente?” (v. 26b). David, le dijo al rey Saúl: “¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él” (v. 32).
David no resistió el traje de campaña. Él se enfrentaba al gigante simplemente con cinco piedras y una honda (vv.38-40), y en el nombre del Señor Todopoderoso (v. 45). Así fue como lo venció. David tenía un corazón como Dios lo deseaba y dependía totalmente de Él. Esa confianza salió a relucir en el momento preciso.
La lección para nosotros es bien clara: ¿Cuántas veces nos amilanamos ante situaciones incluso menos complicadas y no sabemos enfrentar a las personas? Creo que esto nos pasa por no depender del Señor totalmente e ir en nuestras propias fuerzas. Busquemos el rostro del Señor y tendremos la certeza que no necesitamos espadas ni ejército alguno, porque será el Espíritu del Señor Todopoderoso quien peleará y vencerá por nosotros (Zacarías 4:6).

Amado Señor: Te pedimos nos enseñes a buscar continuamente tu rostro y depender de Ti en todos nuestros asuntos para que en el día malo podamos enfrentar también  a los gigantes que se nos presenten con el valor y la fuerza que provienen de Tu Santo Espíritu, y no con las nuestras que son humanas y fallan. Gracias por permitir que tu Santo Espíritu nos enseñe a través de tu Palabra para cimentarnos y afianzarnos más en la fe que profesamos.

Un abrazo y bendiciones.

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