sábado, 11 de marzo de 2017

Entreguemos palabras de bien decir

No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. 
1 Pedro 3:9.

Lectura: 1 Pedro 3:8-12.  Versículo del día: 1 Pedro 3:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Concienticémonos profundamente en lo que dice el versículo del día: “bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición”. Humm; estando tan acostumbrados a hablar por hablar y a proferir lo que no es, ¡cuánto más nos cuesta bendecir! Es que bendecir no es solamente decir: ‘bendiciones’, ‘Dios te bendiga’ o ‘te bendigo’; bendecir es un buen decir. Así como maldecir no es solamente decir ‘maldito’sino todo lo que es un mal decir. O sea hablar negativamente o en contra de otra persona.
Muchísimas veces salen de nuestros labios palabras negativas y aun déspotas hacia alguien. Criticamos y despellejamos fácilmente al prójimo. Y si por ejemplo, de la persona que estamos hablando tiene un problema o ha caído, nuestras palabras la pueden hundir mucho más. Recordemos que “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto” (Proverbios 18:21). Con toda razón nos manda Santiago frenar la lengua (Santiago 3:1-12). Pero a decir verdad, creo que pasamos una y otra vez por ese pasaje y poca importancia le damos, sin tener en mente que a Dios tenemos que responderle por toda palabra hablada: “Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado” (Mateo 12:36).
Hemos recibido una bendición inmensa con el regalo de salvación; además tenemos que desarrollar el carácter de Cristo en nosotros porque así como los genes se transmiten así el Señor nos transmite lo suyo de manera “que se conforme a la plena estatura de Cristo” (Efesios 4:13). En conclusión, regalemos palabras de bien decir que es lo que nos corresponde hacer.

Amado Dios y Señor nuestro: Te rogamos que acalles nuestra boca cuando hablamos lo que no debemos. Pon un sello en nuestros labios si ves que vamos a decir palabras en contra de alguna persona. Ábrelos únicamente para hablar bien de nuestro prójimo, para animar, para consolar y para amar con un corazón limpio, con una buena conciencia y con una fe sincera. Muchas pero muchas gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

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