martes, 14 de marzo de 2017

Aun así nos regocijaremos en nuestro Dios

No temerá recibir malas noticias; su corazón estará firme, confiado en el Señor. 
Salmo 112:7.

Lectura: Salmo 112:1-10.  Versículo del día: Salmo 112:7.

MEDITACIÓN DIARIA

La vida no es un dechado de rosas o si lo es, recordemos que estas tienen espinas y espinas que se clavan profundo y duelen. Así que tendremos días felices y días tristes. No por ser cristianos estamos exentos de aflicciones; el Señor mismo nos dijo que las tendríamos en el mundo pero que confiáramos en Él, puesto que Él venció al mundo (Juan 16:33). Una consecuencia de estar firmes en la adversidad nos la da el versículo 1 de la lectura: si tememos al Señor y nos deleitamos en sus mandatos, no importan las tempestades que vengan con vendavales y tornados. Recordemos que todas las cosas nos ayudan a bien; después de la tormenta llegará la calma y la veremos cargada de luz resplandeciente y de suave y apacible clima. El Señor sabe muy bien por donde nos llevará. Lo importante es entender que estamos siempre de su mano, firmes en la fe y que  así no lo veamos con nuestros ojos carnales, más allá con los espirituales podremos vislumbrar un horizonte abierto y claro para su gloria. “Si en el día de la aflicción te desanimas, muy limitada es tu fortaleza” (Proverbios 24:10).
Nuestra confianza no debe estar puesta en lo nuestro ni en lo terrenal, ni en lo que vemos inmediato. Está cimentada en Dios y su Palabra que no nos hace vacilar ni tambalear y que nos permite salir de ese Egipto de la esclavitud  manteniéndonos firmes, como viendo al Invisible al igual que Moisés (Hebreos 11:27). Esta firmeza nos debe conducir a la adoración y a la alabanza, en vez de dejarnos llevar por la quejabanza: “Firme está, oh Dios, mi corazón; ¡voy a cantarte salmos, gloria mía!” (Salmo 108:1); “¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!” (Habacuc 3:18).

Amado Señor: gracias porque tu Palabra que es la que nos da vida y sostiene, nos dice que todas las cosas nos ayudan a bien y lo creemos, lo manifestamos y declaramos. Aumenta nuestra fe para que en tiempos de dificultad nos sustentemos en ella y no tambaleemos. Gracias porque tu poder se manifiesta en la debilidad. ¡Te amamos Señor y te damos toda la honra y la gloria por siempre!

Un abrazo y bendiciones.


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