jueves, 30 de marzo de 2017

Una lección que se aprende desde la niñez

¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. 
2 Samuel 7:22.

Lectura: 2 Samuel 7:18-29.  Versículo del día: 2 Samuel 7:22.

MEDITACIÓN DIARIA

David y su casa entendieron muy bien quien era Dios y lo que había hecho por ellos. El Señor escogió a David siendo este muy joven todavía; lo sacó del redil como pastor de ovejas para que fuera a gobernar a todo Israel. David siempre tenía un corazón dispuesto para Dios; no le costaba hablar a todo momento con su Señor y abrirle sinceramente su corazón.
Cuán importante es cultivar en nuestros niños desde su infancia el temor y la reverencia hacia Dios. Es algo que jamás ellos olvidarán (Proverbios 22:6). Cuando los criamos bajo sus parámetros ni siquiera podemos imaginarnos el alcance y la repercusión que su formación puedan lograr. Es muy gratificante para los padres escuchar a sus hijos hablando de las proezas del Señor en sus vidas y verlos avanzando cada día más por la senda que Él les tiene trazada. Ahí es cuando podemos decir igual que David: “hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios”. Sí, lo aprendemos cada mañana al despertar; lo aprendemos en los triunfos y también en las derrotas; lo aprendemos al admirar su creación y lo aprendemos en el mismo ajetreo del día ordinario. Personalmente lo he aprendido, al ver a mi familia unida en un solo Espíritu a pesar de la distancia geográfica con cada uno de mis hijos. Es una lección que se aprende desde la niñez, pero que se va sustentando con el paso de los años.

Señor: ¡Qué maravilloso eres! ¡Eres grande y Omnipotente eterno Dios!  Gracias Señor porque te has dignado mirarnos con amor y compasión sin merecerlo. Reconocemos que eres Tú quien vas moviendo las manillas del reloj para que justo lleguen a tiempo tus favores. Has hecho portentos y prodigios al paso de los años demostrando tu bondad y piedad. Igual que David te suplico que bendigas a mi familia de modo que anden bajo tu protección y en tus caminos, y así se levanten también las generaciones futuras. Gracias buen Dios y Señor.

Un abrazo y bendiciones. 

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