jueves, 2 de marzo de 2017

La dicha de ser abuelos

La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres. 
Proverbios 17:6.

Lectura: Proverbios 17:1-28. Versículo del día: Proverbios 17:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Poder gozar a los nietos es una bendición. Una bendición que va de la mano de la promesa de honrar a padre y madre que afirma que por esto tendremos larga vida. De Job dice la Biblia, que vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la cuarta generación (Job 42:16-17).
Creo que así como los hijos se sienten orgullosos de sus padres, los abuelos se sienten adornados con los nietos. Escuchaba de diferentes personas el amor que se le tenía a los nietos pero eso no se sabe hasta que no se experimenta. De verdad que ellos son  el aderezo, el ingrediente balsámico que llegan en el ocaso de nuestras vidas para refrescarlas y volverlas a llenar de ilusión. Ellos son la savia que viene a nutrir el árbol genealógico del que también fuimos formados. Transportan en sus genes parte de nuestro carácter, nuestros gustos, nuestros sueños e ilusiones. El amor de los abuelos por los nietos, es un amor relajado, sin compromiso porque ya la obligación de formarlos y educarlos recae básicamente en los padres y nosotros estamos ahí, solamente para dar amor y mimos.
Si ya tenemos nietos gocémonos con ellos todo el tiempo que tengamos disponible; y si no se tienen, empecemos por cumplir con el mandato de honrar a los padres para alcanzar la dicha de tener en nuestros brazos a esos pequeños que en últimas serán la continuidad de la fe que profesamos y esto es algo muy importante que debemos aportar como los ancestros de estas nuevas generaciones. Ser abuelo es el regalo último de Dios; es el premio obtenido en la carrera de la vida. ¡Dios bendiga a nuestros nietos!   

Amado Señor: Te damos gracias por la vida de nuestros nietecitos y permite que podamos gozarnos de tenerlos, acariciarlos y consentirlos  de tal manera que siempre seamos el reflejo para ellos, de abuelo(a) bonachón, que con amor los lleva por el sendero que nos has enseñado y que queremos dejarles como herencia. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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