Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo.
Lucas 17:3-4.
Lectura: Lucas
17:1-10. Versículos del día: Lucas
17:3-4.
MEDITACIÓN DIARIA
Si leemos desde el
versículo 1, notaremos que primero habla del que es piedra de tropiezo para los
más débiles en la fe y enseguida nos expresa sobre el perdón. Esto se puede dar
en el hogar, en la Iglesia, en el trabajo o simplemente en el lugar donde nos
encontremos. Si los que están a nuestro alrededor saben que somos cristianos y
no damos testimonio con ello, no estamos haciendo nada. Pero pongamos el
ejemplo en nuestras Iglesias: no todos son creyentes edificados y si alguien
ofende a algún hermano, bien claro nos dice la Palabra que hay que perdonarlo
sea las veces que sea necesario, así lo repita en un solo día.
Considero que la falta
de perdón es uno de los problemas para que las Congregaciones no crezcan.
Incluso puede no ser con un miembro de allí sino con otra persona de afuera. De
todas maneras esta acción repercute en la Iglesia. El perdón debe darse con
corazón sincero, transparente y con el ingrediente primordial que es el amor.
Al final de la lectura el Señor afirma lo siguiente: “Así también ustedes,
cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: Somos siervos
inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber” (v. 10). O sea no
es gran cosa que perdonemos y estemos dispuestos a perdonar, es que es una obligación.
Y si no lo hacemos no estamos agradando a Dios y lo que no agrada a Dios es
pecado; y si en la Iglesia hay pecado es difícil que crezca tanto en miembros
como espiritualmente.
Pongamos mucha atención
al perdonar y al pedir perdón; es fundamental para la sanidad de la Iglesia.
Amado Señor: Gracias
por tu Palabra que siempre es verdad. Rogamos que nos redarguyas con tu Santo
Espíritu y nos muestres las áreas en las que estamos fallando y siendo piedra
de tropiezo para el crecimiento de la Iglesia. Enséñanos a perdonar como Tú lo
haces con cada uno de nosotros. También si es necesario, que aprendamos a bajar
la cabeza, dejar el orgullo a un lado y ser humildes para pedir perdón. Gracias
por tu misericordia y bondad. ¡Te amamos buen Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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