David le dijo entonces a Abigaíl: ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos!
1 Samuel 25:32-33.
Lectura: 1 Samuel
25:1-44. Versículos del día: 1 Samuel
25:32-33.
MEDITACIÓN DIARIA
Este capítulo nos
relata la historia de Nabal, hombre rico y propietario de una hacienda en
Carmel, que en vez de ayudar a David y sus hombres quiso hacerles mal, mientras
que Abigail su esposa, mujer sabia resuelve ir al encuentro de David y reponer
el daño causado. Abigail es el ejemplo de la mujer ejemplar; de la mujer que
nos habla Proverbios 31. La que busca el bienestar de su hogar apagando llamas
y no echándole más leña al fuego “Ella le es fuente de bien, no de mal, todos
los días de su vida”: la que “Decidida se ciñe la cintura”; “Se reviste de
fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. Cuando habla, lo hace con
sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor” (Proverbios 31:17 y 25-26).
Abigail no temió ir a remediar el agravio de su esposo Nabal e impedir con su
actitud que David se vengara por sus propias manos (v. 26 en la lectura).
Además de eso, le habló con palabras no solo sabias sino proféticas sobre lo
que sería su reinado: “Ciertamente, el Señor le dará a usted una dinastía que
se mantendrá firme, y nunca nadie podrá hacerle a usted ningún daño, pues usted
pelea las batallas del Señor” (v. 28).
Dios, que no se queda
con nada guardado le hizo justicia directa a Nabal quien murió de un ataque al
corazón (v. 39). David por su parte comprendió muy bien la esencia de Abigail
como mujer y quiso hacerla su compañera. Esa decisión también sirvió para
recompensar a esta mujer su discernimiento, valentía y sabiduría, lo que le
permitió ser la esposa del gran rey de Israel, quien le ofreció su protección y
amor; seguramente, muy diferente a todo lo que tuvo que vivir al lado de Nabal.
Como mujeres tenemos
que aprender mucho de Abigail. Estamos llamadas ante todo a obrar correctamente
buscando siempre la dirección del Señor y entender el momento propicio en el
que debemos actuar con justicia y valor, velando y defendiendo lo que concierne
con nuestro hogar. Si las cosas no van por buen camino, Dios mismo se encargará
de obrar y voltearlas de manera que su Nombre quede en alto y a la vez se
manifieste su justicia y bondad con los suyos.
Amado Señor: Gracias
por todo lo que nos enseñas a través de Abigail, Queremos entender la lección y
aprender a ser mujeres de fe decididas, sensatas, guerreras, fuertes y dignas,
a la vez pacíficas buscando siempre el bienestar de nuestros hogares. ¡Gracias
buen Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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