sábado, 4 de marzo de 2017

Mi tiempo de despedida

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse. 
Eclesiastés 3:1 y 5.

Lectura: Eclesiastés 3:1-8.  Versículos del día: Eclesiastés 3:1 y 5.

MEDITACIÓN DIARIA

Es muy agradable visitar la familia cuando se está lejos de ella. Las llegadas generalmente son alegres, más las despedidas son de tristeza, llanto y nostalgia. Nos queda la satisfacción de haber podido gozar al lado de los seres queridos, hasta el momento más ínfimo. El tiempo con la familia y los amigos debe ser de entrega total con amor, abrazos, mimos, palabras fraternas, halagos y tolerancia. Todo esto redunda en la buena convivencia. Por eso siempre debemos aprovechar y manejar bien el tiempo que tengamos junto a los nuestros. Cada minuto cuenta como para dejarlo pasar desapercibido. Mi tiempo de abrazar pasó y ahora tengo que marchar; lo hago con total agradecimiento a mi Dios quien me llevó de su mano en todo instante y me dio más de lo esperado. Desde aquí también mi agradecimiento a todos en general, por las atenciones recibidas y el cariño demostrado. Dios bendiga sus vidas y les multiplique lo hecho por mí.

Amado Señor: Gracias por enseñarnos a valorar el tiempo que nos regalas junto a nuestros familiares y amistades. Personalmente estoy tan agradecida Contigo porque en el viaje a mi país, me diste más de lo que podía imaginar. Me sorprendiste y me llevaste de tal manera a cada sitio con el poder y el amor tuyo, para permitirme disfrutar días maravillosos al lado de los míos. Te doy gracias por cada una de las personas con las que pude compartir y te ruego mi Señor, una bendición especial para ellas. Te alabo y te honro por tanta bondad tuya demostrada a lo largo de mi travesía. ¡Eres Inigualable bendito Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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