Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse.
Eclesiastés 3:1 y 5.
Lectura: Eclesiastés
3:1-8. Versículos del día: Eclesiastés
3:1 y 5.
MEDITACIÓN DIARIA
Es muy agradable
visitar la familia cuando se está lejos de ella. Las llegadas generalmente son
alegres, más las despedidas son de tristeza, llanto y nostalgia. Nos queda la
satisfacción de haber podido gozar al lado de los seres queridos, hasta el
momento más ínfimo. El tiempo con la familia y los amigos debe ser de entrega
total con amor, abrazos, mimos, palabras fraternas, halagos
y tolerancia. Todo esto redunda en la buena convivencia. Por eso siempre
debemos aprovechar y manejar bien el tiempo que tengamos junto a los nuestros.
Cada minuto cuenta como para dejarlo pasar desapercibido. Mi tiempo de abrazar
pasó y ahora tengo que marchar; lo hago con total agradecimiento a mi Dios
quien me llevó de su mano en todo instante y me dio más de lo esperado. Desde
aquí también mi agradecimiento a todos en general, por las atenciones recibidas y el
cariño demostrado. Dios bendiga sus vidas y les multiplique lo hecho por mí.
Amado Señor: Gracias
por enseñarnos a valorar el tiempo que nos regalas junto a nuestros familiares
y amistades. Personalmente estoy tan agradecida Contigo porque en el viaje a mi
país, me diste más de lo que podía imaginar. Me sorprendiste y me llevaste de
tal manera a cada sitio con el poder y el amor tuyo, para permitirme disfrutar
días maravillosos al lado de los míos. Te doy gracias por cada una de las
personas con las que pude compartir y te ruego mi Señor, una bendición especial
para ellas. Te alabo y te honro por tanta bondad tuya demostrada a lo largo de mi
travesía. ¡Eres Inigualable bendito Dios!
Un abrazo y
bendiciones.
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