viernes, 15 de mayo de 2015

No importa que se llegue tarde, lo importante es llegar




Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos. 
Mateo 20:16.


Lectura: Mateo 20:1-16.  Versículo del día: Mateo 20:16.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor les hablaba a sus discípulos sobre la parábola de los viñadores donde recibió igual salario el que entró a primera hora del día, como el último en llegar hacia la tarde o cerca a la hora del cierre. Esto para enseñarles tanto a ellos como a nosotros que Dios no tiene esquemas ni se rige exactamente por un método para llegar al corazón del hombre. Miremos el ejemplo de los primeros discípulos y su manera de atraerlos que fue muy diferente a la de Pablo. A Pablo incluso, lo dejó ciego, pero fue tan valioso como los anteriores apóstoles. Todos cumplieron una misión en la divulgación del Evangelio.
Por otro lado, si vemos el caso del ladrón que estaba a su lado en el momento de su crucifixión, solo le bastó reconocerle en el último momento de su partida, para encontrarse con Jesús en el paraíso. Así seguirá sucediendo hasta llegar al final de los tiempos. La soberanía de Dios es irrefutable y  puede disponer del hombre a su antojo sin que nosotros tengamos el derecho a la menor objeción de sus caminos. Eso es lo bonito de la gracia por la que somos salvos (Efesios 2:8): está ahí a disposición de todos los seres humanos y no le importa a Dios en qué momento por fin, su alma de acerca a Él; el caso es que lo hace y para Dios eso es lo que vale. Muchas veces el Señor recurre a situaciones dolorosas, hasta que por fin, como Pablo, dejamos caer las escamas de los ojos que no nos dejaban ver con claridad y exclamar: ¡toma mi vida Señor! Por mucha maldad que veamos en otras personas, no pensemos que para ellos la gracia no existe; Dios es absolutamente misericordioso y tiene paciencia para esperar hasta al más pecador de los pecadores; su deseo es que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).  En el cielo no importa que se llegue tarde, lo importante es llegar.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra que nos hace reflexionar sobre el regalo de la gracia impartida por Ti para salvación del hombre pecador. Gracias porque en el cielo todos los que te hemos reconocido como Señor y Salvador vamos a estar juntos. De una manera especial te rogamos por todos nuestros familiares y amigos para que así sea en el último suspiro lleguen a tus pies.

Un abrazo y bendiciones.
 .                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               

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