Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.Mateo 15:19.
Lectura: Mateo
15:1-20. Versículo del día: Mateo 15:19.
MEDITACIÓN DIARIA
Los fariseos y maestros
de la ley que se creían los ‘sabelotodo’ de la época; le ponían objeción a las
enseñanzas de Jesús más con el ánimo de impedir el mensaje, que de lo que ellos
mismos creían o practicaban. Por eso criticaban a los discípulos del Señor,
porque no cumplían con el ritual tradicional de bañarse las manos antes de
comer. Entonces Jesús se acerca a la multitud y les dice: “Lo que contamina a
una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella” (v. 11). No
les estaba hablando de la comida, sino de las palabras y actuaciones de ellos. Porque:
“De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34b). Exactamente como
dice un sabio pastor: “Es un sentir, que es un decir, que es un hacer”. El
hombre trama en su corazón atracos, asesinatos, adulterios, etc., y sobre eso
centra sus charlas hasta el punto de llegar a realizarlas. Es por esto que más
adelante el apóstol Pablo nos exhorta a considerar todo lo verdadero, todo lo respetable,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, todo lo que sea excelente
o merezca elogio (Filipenses 4:8), para que pensemos y nos llenemos de todas
esas virtudes y sea sobre eso mismo que hablemos y actuemos.
No le demos cabida a
Satanás para que nos replete la cabeza de engaños y mentiras como lo suele
hacer. Tenemos al precioso Espíritu Santo quien nos guía a toda verdad;
busquémosle y llenémonos de su presencia para gozar de su fruto y dejar a un
lado las obras de la naturaleza pecaminosa (Gálatas 5:19-25).
Amado Señor: Permite
que tu Palabra llegue directamente a nuestros corazones: la meditemos, la
aprendamos y pongamos en práctica para saber llevar una vida recta delante de
Ti. Llena nuestras vidas con tu Santo Espíritu y que nuestros labios y actuaciones
sean siempre para agradarte a través de lo que hablamos o hacemos. Gracias buen
Señor.
Un abrazo bendiciones.
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