Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente —le respondió Jesús—.Mateo 22:37.
Lectura: Mateo
22:34-40. Versículo del día: Mateo 22:37.
MEDITACIÓN DIARIA
“Éste es el primero y
el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu
prójimo como a ti mismo” (vv. 38-39). Muy claro nos lo dejó el mismo Señor al
decir también que: “De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los
profetas” (v. 40). Es que definitivamente es imposible amar a Dios y aborrecer
al prójimo. Él que así lo considere es un mentiroso porque cómo puede decir que
ama a Dios a quien no ve, si ni siquiera es capaz de amar a los que tiene al
frente (1 Juan 4:20). Este mandato de amar a Dios y amar al prójimo resumido,
en mi concepto es prácticamente uno
solo; es como quien dice el mandamiento mayor y del que dependen todos los
otros porque sin amor, es difícil obedecer el resto de los mandamientos.
Definitivamente el amor lo mueve todo y como decía Pablo: el amor de Cristo nos
constriñe (2 Corintios 5:14). Ese motor nos obliga a dar amor y Dios permita
que lo practiquemos, hasta que podamos decir que amamos al prójimo a pesar de…;
o sea, aprendiendo a perdonar como Dios nos perdonó. Cuando lleguemos a ésta
cúspide, en verdad estamos amando a Dios con todo el corazón. No
olvidemos nunca que el amor a Dios va de la mano con el amor al prójimo.
Amado Señor: Enséñanos
a amar como Tú nos amas, para que el mundo te vea en nuestros rostros y
acciones. Que seamos capaces de ofrecer
el verdadero amor, impregnado de perdón hacia aquellos que nos ofenden;
demostrando que ante todo te amamos a Ti, quien eres el centro que nos motiva y
la luz que emana destellos hacia el prójimo.
Un abrazo y bendiciones.
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