lunes, 25 de mayo de 2015

El amor a Dios unido con el amor al prójimo




Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente —le respondió Jesús—. 
Mateo 22:37.


Lectura: Mateo 22:34-40. Versículo del día: Mateo 22:37.

MEDITACIÓN DIARIA

“Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: Ama a tu prójimo como a ti mismo” (vv. 38-39). Muy claro nos lo dejó el mismo Señor al decir también que: “De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas” (v. 40). Es que definitivamente es imposible amar a Dios y aborrecer al prójimo. Él que así lo considere es un mentiroso porque cómo puede decir que ama a Dios a quien no ve, si ni siquiera es capaz de amar a los que tiene al frente (1 Juan 4:20). Este mandato de amar a Dios y amar al prójimo resumido, en mi concepto es prácticamente  uno solo; es como quien dice el mandamiento mayor y del que dependen todos los otros porque sin amor, es difícil obedecer el resto de los mandamientos. Definitivamente el amor lo mueve todo y como decía Pablo: el amor de Cristo nos constriñe (2 Corintios 5:14). Ese motor nos obliga a dar amor y Dios permita que lo practiquemos, hasta que podamos decir que amamos al prójimo a pesar de…; o sea, aprendiendo a perdonar como Dios nos perdonó. Cuando lleguemos a ésta cúspide, en verdad estamos amando a Dios con todo el corazón.   No olvidemos nunca que el amor a Dios va de la mano con el amor al prójimo.

Amado Señor: Enséñanos a amar como Tú nos amas, para que el mundo te vea en nuestros rostros y acciones.  Que seamos capaces de ofrecer el verdadero amor, impregnado de perdón hacia aquellos que nos ofenden; demostrando que ante todo te amamos a Ti, quien eres el centro que nos motiva y la luz que emana destellos hacia el prójimo.

Un abrazo y bendiciones.

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