jueves, 21 de mayo de 2015

Aprendamos a ser agradecidos




¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo! 
Salmo 50:14.


Lectura: Salmo 50:1-23.  Versículo del día: Salmo 50:14.

MEDITACIÓN DIARIA

El salmista proféticamente proclama que Dios es el Juez divino y nos habla como tal: “Escucha, pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu Dios, el único Dios!” (v. 7), y empieza a hacer una exhortación al pueblo para concientizarlo de que todo cuanto animal existe son su propiedad; así que está bien los sacrificios que le ofrecen con ellos, pero que entiendan que Él es el dador de esos mismos animales.  Además de eso, les hace ver que no tiene ningún mérito el saber de memoria sus leyes si no las practican y se portan neciamente.  Ven a un ladrón o adúltero y antes lo acompañan; a la boca le dan rienda suelta para hablar y calumniar al prójimo (vv. 8-21 parafraseando personalmente).
Todo esto para hacerles ver que el Dios de ellos es Único, sin igual y que lo que demanda de su pueblo es la gratitud. ¿No será que ahora a los de su pueblo que somos nosotros, nos pasa lo mismo? Decimos saber mucho, hablamos mucho pero ni siquiera nuestros actos demuestran que somos cristianos y bajo estos parámetros se nos olvida rendirle culto de alabanza al Señor. Se nos olvida que Él merece toda nuestra gratitud. La gratitud hace parte de la alabanza y eso es lo que nos corresponde hacer: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15). El Salmo de hoy termina con una afirmación muy clara: “Quien me ofrece su gratitud, me honra” (v. 23). Aprendamos a ser agradecidos con quien en verdad lo merece más que nadie: nuestro Dios.

Amado Señor: No hay nada, absolutamente nada que no te pertenezca; todo lo nuestro es tuyo y es por tu misericordia y bondad que has permitido que las poseamos y disfrutemos en este mundo terrenal. Gracias porque eres un Dios tan amoroso que ni siquiera te importó darnos a tu Amado Hijo también. Gracias buen Dios porque sin merecerlo, diariamente nos colmas de favores. Recibe nuestra gratitud, eres el Único digno de recibirla. ¡Toda la alabanza, la gloria, honor y poder te pertenecen!  ¡Aleluya! ¡Bendito seas Tú, Altísimo Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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