¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!Salmo 50:14.
Lectura: Salmo
50:1-23. Versículo del día: Salmo 50:14.
MEDITACIÓN DIARIA
El salmista
proféticamente proclama que Dios es el Juez divino y nos habla como tal: “Escucha,
pueblo mío, que voy a hablar; Israel, voy a testificar contra ti: ¡Yo soy tu
Dios, el único Dios!” (v. 7), y empieza a hacer una exhortación al pueblo para
concientizarlo de que todo cuanto animal existe son su propiedad; así que está
bien los sacrificios que le ofrecen con ellos, pero que entiendan que Él es el
dador de esos mismos animales. Además de
eso, les hace ver que no tiene ningún mérito el saber de memoria sus leyes si
no las practican y se portan neciamente.
Ven a un ladrón o adúltero y antes lo acompañan; a la boca le dan rienda
suelta para hablar y calumniar al prójimo (vv. 8-21 parafraseando personalmente).
Todo esto para hacerles
ver que el Dios de ellos es Único, sin igual y que lo que demanda de su pueblo
es la gratitud. ¿No será que ahora a los de su pueblo que somos nosotros, nos
pasa lo mismo? Decimos saber mucho, hablamos mucho pero ni siquiera nuestros
actos demuestran que somos cristianos y bajo estos parámetros se nos olvida
rendirle culto de alabanza al Señor. Se nos olvida que Él merece toda nuestra
gratitud. La gratitud hace parte de la alabanza y eso es lo que nos corresponde
hacer: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un
sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su
nombre” (Hebreos 13:15). El Salmo de hoy termina con una afirmación muy clara: “Quien
me ofrece su gratitud, me honra” (v. 23). Aprendamos a ser agradecidos con
quien en verdad lo merece más que nadie: nuestro Dios.
Amado Señor: No hay
nada, absolutamente nada que no te pertenezca; todo lo nuestro es tuyo y es por
tu misericordia y bondad que has permitido que las poseamos y disfrutemos en
este mundo terrenal. Gracias porque eres un Dios tan amoroso que ni siquiera te
importó darnos a tu Amado Hijo también. Gracias buen Dios porque sin merecerlo,
diariamente nos colmas de favores. Recibe nuestra gratitud, eres el Único digno
de recibirla. ¡Toda la alabanza, la gloria, honor y poder te pertenecen! ¡Aleluya! ¡Bendito seas Tú, Altísimo Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario