Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.Mateo 5:9
Lectura: Mateo
5:1-20. Versículo del día: Mateo 5:9.
MEDITACIÓN DIARIA
La paz comienza en uno
mismo y cada persona está llamada a vivir en completa armonía con sus
semejantes y con Dios, existan o no conflictos. La Biblia dice que busquemos la paz y la sigamos. El conductor de la paz
que sobrepasa todo entendimiento es Jesucristo y es el único que viene a llenar todo vacío
existente, empezando por el espiritual; sabe dar de su paz y sosiego a nuestro ser y a la vez es quien
nos conduce a lugares de delicados pastos para que allí reposemos. La verdadera
paz necesita de perdón, reconciliación, tolerancia, dominio propio y generosidad.
Tenemos que entender
que todos los seres humanos somos diferentes en cuanto a instrucción, modales,
raza, costumbres e ideologías. Nuestra posición, siempre que éstas no interfieran
en lo prescrito por Dios en sus leyes y mandatos, debe ser de un cristiano
auténtico guiado por el amor. La paz interior de cada uno permite
exteriorizarla y reflejarla hacia los demás. Toda persona, comunidad o
estamento, está llamada a trabajar por la paz. Cuando la paz de Dios mora en
nuestros corazones, podemos entonces desbordarla hacia el prójimo y entender a
los que trabajan en pro de esa paz. En nuestro país, Colombia, no critiquemos
tanto a los forjadores de paz; oremos por ellos y pidámosle al Señor que las
nuevas generaciones crezcan en una nación donde la paz y la concordia sean
signos que dignifiquen y permitan progresar en todas las áreas al ciudadano
colombiano y así forjar un mejor mañana para los que vienen. ¡Bienaventurados
los que trabajan por la paz!
Amado Señor: oramos de
manera especial por la paz de Colombia. Oramos por cada una de las
personas que
están en La Habana –Cuba-; por las que están demasiado heridas por los
conflictos sucedidos y por todas aquellas víctimas de esta guerra ilógica.
Señor, danos de tu paz y enséñanos a perdonar como Tú lo haces con nosotros.
Gracias por nuestra Colombia amada; te la entregamos para que seas poniendo en
cada persona la semilla de la paz que de fruto prodigioso en sus relaciones
familiares, políticas, religiosas y civiles.
Un abrazo y
bendiciones.
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