martes, 14 de abril de 2015

¡Bienaventurados los que trabajan por la paz!




Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. 
Mateo 5:9


Lectura: Mateo 5:1-20.  Versículo del día: Mateo 5:9.

MEDITACIÓN DIARIA

La paz comienza en uno mismo y cada persona está llamada a vivir en completa armonía con sus semejantes y con Dios, existan o no conflictos. La Biblia dice que busquemos  la paz y la sigamos. El conductor de la paz que sobrepasa todo entendimiento es Jesucristo  y es el único que viene a llenar todo vacío existente, empezando por el espiritual; sabe dar de su  paz y sosiego a nuestro ser y a la vez es quien­­­­­ nos conduce a lugares de delicados pastos para que allí reposemos. La verdadera paz necesita de perdón, reconciliación, tolerancia, dominio propio y generosidad.
Tenemos que entender que todos los seres humanos somos diferentes en cuanto a instrucción, modales, raza, costumbres e ideologías. Nuestra posición, siempre que éstas no interfieran en lo prescrito por Dios en sus leyes y mandatos, debe ser de un cristiano auténtico guiado por el amor. La paz interior de cada uno permite exteriorizarla y reflejarla hacia los demás. Toda persona, comunidad o estamento, está llamada a trabajar por la paz. Cuando la paz de Dios mora en nuestros corazones, podemos entonces desbordarla hacia el prójimo y entender a los que trabajan en pro de esa paz. En nuestro país, Colombia, no critiquemos tanto a los forjadores de paz; oremos por ellos y pidámosle al Señor que las nuevas generaciones crezcan en una nación donde la paz y la concordia sean signos que dignifiquen y permitan progresar en todas las áreas al ciudadano colombiano y así forjar un mejor mañana para los que vienen. ¡Bienaventurados los que trabajan por la paz!

Amado Señor: oramos de manera especial por la paz de Colombia. Oramos por cada una de las 
personas que están en La Habana –Cuba-; por las que están demasiado heridas por los conflictos sucedidos y por todas aquellas víctimas de esta guerra ilógica. Señor, danos de tu paz y enséñanos a perdonar como Tú lo haces con nosotros. Gracias por nuestra Colombia amada; te la entregamos para que seas poniendo en cada persona la semilla de la paz que de fruto prodigioso en sus relaciones familiares, políticas, religiosas y civiles.

Un abrazo y bendiciones.

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