martes, 21 de abril de 2015

Acércate a tocarlo




Pensaba: Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana.  Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: ¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento. 
Mateo 9:21-22.


Lectura: Mateo 9:18-23.  Versículos del día: mateo 9:21-22.

MEDITACIÓN DIARIA

Cada avance en la lectura sobre el ministerio del Señor aquí en la tierra, es una nueva lección. Podemos pasar mil veces sobre el mismo párrafo, pero cada vez el Señor nos enseña algo diferente.
Esta mujer que había sufrido por tanto tiempo flujo de sangre, vio la oportunidad de su sanidad al saber que Jesús pasaría por su lado; fue tanto su anhelo y deseo de verle, que tenía la plena seguridad que con solo tocar su manto, ella sanaría. Es que ni siquiera pensó tocar al Señor, le bastaba solamente rosar su mano, así fuera en  un bordecito nada más. Una fe sencilla, sincera y osada. Y el Señor  reveló su amor y compasión;  por eso solo basta una fe tan pequeña como una semilla de mostaza, para que se manifieste su grandeza. Definitivamente, lo único que se necesita es acercarnos a Él: “ En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6).
Solo basta un toque de Jesús, para el transformar cualquier anomalía en nuestras vidas. ¿Años de sufrimiento, soledad o engaño? Muy seguramente el Señor ha pasado por tu camino y aun no le has dado la oportunidad de tocar tu vida; hoy puede ser el día adecuado.  Te invito a orar así:

Amado Señor Jesús: Reconozco que los quehaceres y circunstancias diferentes no me han permitido verte como el Maestro Sanador de todo mi ser. Reconozco Señor que muchas veces has pasado tocando y no he querido abrirte la puerta. Hoy vengo a Ti, cansado(a), agobiado(a) y cargado(a). Permíteme tan solo tocar el borde de tu manto para recibir la sanidad completa de mi espíritu, alma y cuerpo. Toma mi vida Señor; quiero refugiarme entre tu manto y sentir por siempre tu calor y abrigo. Gracias buen Dios por escuchar mi oración.

Un abrazo y bendiciones.

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