miércoles, 15 de abril de 2015

Tú lo llenas todo!





Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo.  
 Salmo 27:4.


Lectura: Salmo 27:1-14.  Versículo del día: Salmo 27:4.

MEDITACIÓN DIARIA

A veces no entendemos lo que significa habitar con el Señor todos los días y extasiarnos contemplando su hermosura. María la hermana de Marta, supo desde un comienzo lo que significaba para ella estar en la presencia del Señor y deleitarse con su compañía y enseñanza. Esto me recuerda mis primeros años en el cristianismo, cuando un líder muy querido nos narraba cómo eran sus encuentros con el Señor. Era tal su amor y entusiasmo por Él, que cuando se sentaba a hablarle, colocaba otra silla a su lado aduciendo que era la del Señor.  De verdad que este hombre era muy genuino e irradiaba una paz y amor como pocos demuestran. Recordemos que ante la queja de Marta por no tener colaboración por parte de María, el Señor le responde: “—Marta, Marta, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,  pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará” (Lucas 10:41-42). Muy seguramente este buen líder sabía escoger la mejor parte; la verdaderamente necesaria.
Busquemos al Señor. Busquémosle con corazón sincero, con alegría y entusiasmo; con dedicación y confianza; hablémosle como al mejor amigo. Nadie nos puede acoger con amor más grande que el de Él. “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos” (v. 10 en la lectura). Dejémonos enamorar por Jesús y preguntémosle al amor de nuestra vida, ¿dónde apacienta sus rebaños?,  ¿dónde a la hora de la siesta los hace reposar? (Cantares 1:7), para ir en pos de su encuentro y adormecernos con Él. Sin duda alguna hay que seguir sus huellas y entrar en su rebaño. Allí contemplaremos todo lo que Él es y nos deleitaremos con su hermosura y grandeza.

Amado Señor Jesús: No quiero perder tus huellas. Mi deseo es seguirte y complacerte en lo que te agrada. Quiero habitar en tu casa, corretear por tu rebaño y descansar en tus brazos a la hora de la siesta. Contemplarte a Ti es trasportarme desde aquí al cielo que me aguarda. Gracias por tu inmenso amor y bondad. ¡Te amo mi Jesús! ¡Tú lo llenas todo!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: