El Señor llamó a Moisés y le habló desde la Tienda de reunión. Le ordenó que les dijera a los israelitas: Cuando alguno de ustedes traiga una ofrenda al Señor, deberá presentar un animal de ganado vacuno u ovino.Levítico 1:1-2.
Lectura: Levítico
1:1-17. Versículos del día: Levítico
1:1-2.
MEDITACIÓN DIARIA
En el Antiguo
Testamento, el Señor aceptaba las ofrendas llevadas por los israelitas, bien
fuera de un animal vacuno u ovino o incluso de ave (v. 14). Estos eran
presentados al Señor como propiciación por ellos y el Señor los aceptaba. La
sangre de estos animales era derramada alrededor del altar. Todo esto no era
nada más que un ejemplo de lo que haría el Señor Jesús por nosotros. Él es el
Cordero inmolado, que como lo expresó Juan el Bautista: “que quita el pecado
del mundo” (Juan 1:29).
Personalmente entiendo
que estos sacrificios se hacían también como parte de adoración a Dios y eran
voluntarios puesto que dice: “Cuando alguno de ustedes traiga una ofrenda al
Señor”. En hebreo el término para ofrenda es oláh que significa ascender. Todas estas ofrendas eran quemadas o sea
que su humo subía como parte de la adoración a Dios.
Nosotros que ya
conocemos al Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo, debemos rendirle culto completo igual como lo hacían los
israelitas con sus animales, pero como ya no necesitamos de ellos, entonces,
considero que somos nosotros voluntariamente, presentándonos diariamente ante el
Señor, entregándole todo lo nuestro. Pablo nos enseña que este es nuestro culto
racional: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios,
les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo
como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Romanos 12:1). Y algo que
debemos tener muy en cuenta en estos tiempos: “No se amolden al mundo actual,
sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos
12:2); voluntad que tenemos que aprender a acatar.
Amado Señor: Gracias
porque ya no necesitamos de un ternero o cordero para recurrir a tu presencia y
sentirnos propicios por Ti. Queremos Señor día a día entender lo que hiciste
por nosotros con tu muerte y resurrección y aprender a agradarte integralmente
como ofrenda que suba para adorarte y
darte toda la gloria y honor que te corresponde como el Rey de reyes y Señor de
señores que eres.
Un abrazo y
bendiciones.
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