El pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido.Mateo 4:16.
Lectura: Mateo
4:12-25. Versículo del día: Mateo 4:16.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando escucho sobre
la corrupción de mi país, Colombia; veo niños en la calle llorando de hambre o
en la televisión noticias macabras sobre asesinatos, destrucción y violencia,
se me comprime el alma por tanta maldad. Sin embargo el Señor vuelve y me
recuerda siempre el versículo que dice: “Pero allí donde abundó el pecado,
sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20b). Gracia que es dada a los hombres a
través de Jesucristo. El Señor vino para eso: “para dar luz a los que viven en
tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda
de la paz” (Lucas 1:79). El Señor es luz que ilumina a las naciones; al pueblo
gentil (Lucas 2:32), y Colombia no es la excepción.
Debemos seguir su
ejemplo: “Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando
las buenas nuevas del reino” (v. 23 en la lectura). Somos los encargados de
llevar la luz de Jesús y permitir que brille por donde quiera que pasemos sea
la ciudad o el campo; en valles y montañas; zonas áridas o profundidades de la
selva; costas y sabanas. Allí se encuentra nuestra Galilea. Por todo lado hay
densas tinieblas y la oscuridad es total en medio del caos que se vive. La
misión del Señor Jesús fue precisamente esa: dejar su luz para que los que se
acojan a Él no tropiecen más. Muy seguramente al camino tendrá pasos pedregosos
y resbaladizos, pero cuando la luz está en medio brillando, es fácil levantarse
y proseguir. Lo importante es no dejarla
apagar y permitir que sus rayos luminosos se extiendan y propaguen con más
fuerza para buscar la senda de la paz tan anhelada. Así que: “¡Levántate y
resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!”
(Isaías 60:1).
Amado Señor: Tú eres la luz del
mundo que viniste a sacarnos de la oscuridad. Gracias por regalárnosla y
permitirnos extenderla hacia todos los que andan en tinieblas. Queremos ser
portadores de centellas resplandecientes que no solamente den claridad sino
también abrigo y esperanza de un futuro mejor. Gracias Señor Jesús.
Un abrazo y
bendiciones.
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