—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen.Lucas 23:34.
Lectura: Lucas 23:26-56. Versículo del día: Lucas 23:34.
MEDITACIÓN DIARIA
Muchos creerán que estas palabras iban dirigidas
solamente para aquellos que lo crucificaron. En nuestro interior podemos decir:
‘qué malos’ o ‘los judíos son despreciables’, o pensar que nosotros no hubiésemos
hecho tal crueldad. Pero no; definitivamente no. En esa frase el Señor involucra
a toda la humanidad porque sabe perfectamente lo que hay en el corazón de cada
hombre. Si hubiéramos estado en ese sitio y época, habríamos obrado de la misma
manera.
Con este acto tan sublime nos queda para
reflexionar sobre el perdón. Tenemos que aprender a perdonar. Si Jesús perdonó
tanto mal causado siendo Dios, ¿quiénes nos creemos que somos para no hacerlo? ¿Acaso
somos más que Él? Hay que perdonar no
una ofensa ni dos, ni tres; es hasta setenta veces siete le enseño Jesús a
Pedro (Mateo 18:22 VRV 1960). El Señor dijo que amáramos a nuestros enemigos y
oráramos por ellos (Mateo 5). El apóstol Pablo nos lo recuerda también en su
Carta a los romanos: “Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan”;
“No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios,
porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor. Antes bien, Si
tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando
así, harás que se avergüence de su conducta” (Romanos 12:14 y 19-20).
¿A quiénes tenemos que perdonar? A todos,
absolutamente a todos los que nos han hecho mal: vecinos, compañeros de
trabajo, padres, hermanos, guerrilleros, paramilitares, saqueadores,
violadores, asesinos, etc. Es a todos y sin excepción alguna. Así como Dios
está dispuesto a hacerlo con cada uno. Dios no admite el pecado pero ama
profundamente al pecador. Su misión precisamente fue esa: mostrar su amor por
nosotros, sabiendo que somos pecadores. (Romanos 5:8). Y esto no es otra cosa
que perdonar para que el hombre pecador alcanzara o alcance la vida eterna
llegando al Padre a través de Jesucristo. Si nosotros que conocemos a Dios no
perdonamos ¿a quién le vamos a exigir hacerlo?
Amado Señor: Gracias por el perdón ofrecido
por Ti en la cruz del Calvario. Gracias porque allí también nosotros estábamos
presente en ese perdón otorgado a los que te culparon y crucificaron. Gracias
porque nos has perdonado para que también perdonemos a otros. Enséñanos a
practicar el mismo perdón que Tú nos dejaste como ejemplo sublime del amor y la
misericordia que nos tienes.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario