sábado, 4 de abril de 2015

La enseñanza del perdón sublime del Señor




—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen. 
Lucas 23:34.


Lectura: Lucas 23:26-56.  Versículo del día: Lucas 23:34.

MEDITACIÓN DIARIA

Muchos creerán que estas palabras iban dirigidas solamente para aquellos que lo crucificaron. En nuestro interior podemos decir: ‘qué malos’ o ‘los judíos son despreciables’, o pensar que nosotros no hubiésemos hecho tal crueldad. Pero no; definitivamente no. En esa frase el Señor involucra a toda la humanidad porque sabe perfectamente lo que hay en el corazón de cada hombre. Si hubiéramos estado en ese sitio y época, habríamos obrado de la misma manera.
Con este acto tan sublime nos queda para reflexionar sobre el perdón. Tenemos que aprender a perdonar. Si Jesús perdonó tanto mal causado siendo Dios, ¿quiénes nos creemos que somos para no hacerlo? ¿Acaso somos más que Él?  Hay que perdonar no una ofensa ni dos, ni tres; es hasta setenta veces siete le enseño Jesús a Pedro (Mateo 18:22 VRV 1960). El Señor dijo que amáramos a nuestros enemigos y oráramos por ellos (Mateo 5). El apóstol Pablo nos lo recuerda también en su Carta a los romanos: “Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan”; “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor. Antes bien, Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta” (Romanos 12:14 y 19-20).
¿A quiénes tenemos que perdonar? A todos, absolutamente a todos los que nos han hecho mal: vecinos, compañeros de trabajo, padres, hermanos, guerrilleros, paramilitares, saqueadores, violadores, asesinos, etc. Es a todos y sin excepción alguna. Así como Dios está dispuesto a hacerlo con cada uno. Dios no admite el pecado pero ama profundamente al pecador. Su misión precisamente fue esa: mostrar su amor por nosotros, sabiendo que somos pecadores. (Romanos 5:8). Y esto no es otra cosa que perdonar para que el hombre pecador alcanzara o alcance la vida eterna llegando al Padre a través de Jesucristo. Si nosotros que conocemos a Dios no perdonamos ¿a quién le vamos a exigir hacerlo?

Amado Señor: Gracias por el perdón ofrecido por Ti en la cruz del Calvario. Gracias porque allí también nosotros estábamos presente en ese perdón otorgado a los que te culparon y crucificaron. Gracias porque nos has perdonado para que también perdonemos a otros. Enséñanos a practicar el mismo perdón que Tú nos dejaste como ejemplo sublime del amor y la misericordia que nos tienes.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: