domingo, 12 de abril de 2015

El reino de Dios está cerca



Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca. 
Mateo 3:2.


Lectura: Mateo 3:1-12.  Versículo del día: Mateo 3:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Juan el Bautista preparó el camino del Señor predicando en el desierto de Judea. Les exhortaba para que se arrepintieran porque el reino de los cielos se había acercado, aduciendo al ministerio que haría Jesús aquí en la tierra donde se daría a conocer. Más tarde el mismo Señor Jesús al mandar a los doce apóstoles les dijo: “Dondequiera que vayan, prediquen este mensaje: “El reino de los cielos está cerca.”  (Mateo 10:7).  También en las señales del fin del mundo el Señor  les advierte también a sus discípulos: “Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el reino de Dios está cerca” (Lucas 21:31). Y este es el punto que debemos tener en cuenta en estos tiempos. Personalmente considero que como dicen los Evangelios, hay señales que no podemos pasar inadvertidas y el Señor advierte que el reino de Dios está cerca. Sí, tal vez más cerca de lo que imaginamos. ¡Ven pronto Señor Jesús!
Nos corresponde como discípulos que somos proclamar a los cuatro vientos las Buenas Nuevas de salvación como preámbulo a la segunda venida del Señor. Así los hombres no crean o crean a medias habrá un castigo y hay que advertirles: “Pero al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: ¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca?  Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento” (vv. 7-8 en la lectura). ¿Cuántos fariseos o saduceos andan por ahí? Son muchos los que se denominan cristianos pero nunca han dado frutos de arrepentimiento.
Tomemos las Escrituras con respeto. Nada de lo escrito en la Biblia es obsoleto; todo es exacto y veraz y si dice así será. El reino de los cielos está cerca y llegó el momento del verdadero arrepentimiento sin disfraces ni máscaras de apariencia. Dios lo ve todo y conoce los corazones; a Él no lo podemos engañar.

Amado Señor: Te damos gracias por tu Palabra que es verdad. Entendemos que el reino tuyo cada día se acerca más y queremos ser parte activa en la propagación del Evangelio para que los que no te conocen lleguen al pleno conocimiento, se les abran los ojos y oídos, y entren a formar parte de tu reino celestial.

Un abrazo y bendiciones.

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