sábado, 25 de abril de 2015

Misericordia y no sacrificios




Si ustedes supieran lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”, no condenarían a los que no son culpables. 
Mateo 12:7.


Lectura: Mateo 12:1-14.  Versículo del día: Mateo 12:7.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor les recrimina a los fariseos porque al parecer se creían muy eruditos y   pasaban por alto pasajes de las Escrituras que hablaban del rey David o lo que hacían los sacerdotes en el templo. Y por lo visto se olvidaban además de algo muy importante: El obedecer vale mucho más que los sacrificios  (1 Samuel 15:22). ¿Qué debemos obedecer?  El amor al prójimo y la compasión hacia ellos. Esto  le agrada más al Señor y pide que seamos misericordiosos (Mateo 9:13) Hay que darnos a los demás; amar al prójimo como a nosotros mismos después de amar a Dios con todo el entendimiento y todas la fuerzas (Marcos 12:33). Ayer mi niña tuvo un percance yendo de la Universidad hacia otro sitio en el transmilenio y de un momento a otro se vio en medio de un herido accidentado por el mismo articulado, lo que la hizo ir en su ayuda y brindarle los primeros auxilios. La acción de mi hijita me produjo mucha satisfacción porque me di cuenta del don misericordioso que tiene y le doy gracias al Señor.  No fue solamente asistirlo en plena calle; fue también ir con él en la ambulancia, acompañarlo al hospital y responder las preguntas de rigor. Anoche estuve pensando en su actuación; lo asimilé a la parábola del Buen Samaritano y no dejo de agradecer a mi Señor por haberla motivado ya que ella misma reconoce que fue Dios quien la dirigió en todo esto. De verdad que me parece muy loable su proceder porque si hablamos de lo que somos los cristianos en situaciones como esas, dejamos mucho que desear.  La lección es muy clara: seamos consecuentes con la Palabra que Dios nos ha regalado para entender lo que es misericordia y no sacrificios. Si nosotros no reflejamos lo que en verdad es Jesús estamos mal y si hay algo que caracteriza al Señor es su infinita misericordia.

Amado Señor: Tú quieres que nos compadezcamos de la gente y les ofrezcamos todo nuestro amor como consecuencia del amor divino que nos has dado primero. Enséñanos a ser misericordiosos no solo con palabras sino también con acciones que demuestren lo que en verdad predicamos. ¡Gracias buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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