jueves, 23 de abril de 2015

Es mejor confesar que callar




Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: Voy a confesar mis transgresiones al Señor, y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. 
Salmo 32:5.


Lectura: Salmo 32:1-11.  Versículo diario: Salmo 32:5.

MEDITACIÓN DIARIA

El problema no es caer sino quedarse en el suelo consintiendo la caída.   Cuando el pecado se convierte en rutina, no se puede decir que es el Espíritu Santo controlando la vida porque precisamente una de las funciones del Espíritu es convencer de pecado. El cristiano verdadero peca como cualquier otra persona pero inmediatamente se da cuenta de ello, pide perdón a Dios por las faltas cometidas; además siente tristeza y dolor al comprobar que ha herido a su Señor. Si las faltas se dejan guardadas por mucho tiempo, el pecado se convierte en una carga insoportable y muchas veces las dolencias se presentan precisamente porque no hay confesión de ellos: “Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí” (vv. 3-4).
Tenemos que aprender a confesar inmediatamente nos damos cuenta de la transgresión. El Señor Jesús nos redimió con su preciosa sangre y esa sangre nos limpia completamente: “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9). El hombre justo se deja guiar y enseñar: “El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti”. (v. 8 en la lectura). Aprendamos a confesar y no a callar nuestras faltas, para que nuestra comunión con Dios no se vea interrumpida.

Amado Señor: Gracias porque cuando caemos en pecado Tú estás presto a escucharnos, perdonarnos y además limpiarnos. Tenemos comunicación directa contigo y cada día nos enseñas el camino a seguir para no tropezar y darnos tan duros golpes. Gracias por tu infinita bondad y misericordia. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: