jueves, 9 de abril de 2015

Jesús, nuestro buen Pastor




En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. 
Salmo 23:2 Biblia de las Américas.


Lectura: Salmo 23:1-6.  Versículo del día: Salmo 23:2.

MEDITACIÓN DIARIA

Empieza el Salmo con las palabras “El Señor es mi pastor” y Jesús en Juan nos afirma: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10:11 NVI). El Gran Yo Soy, es nuestro Pastor que cuida de nosotros como sus mejores ovejas. Nos conoce a tal punto que a cada una la llama por su nombre, las saca del redil y va adelante dirigiendo el camino. Sus ovejas le siguen porque reconocen su voz (Juan 10:2-5). No solamente nos cuida, nos guarda del maligno y si llegamos a desviarnos, Él con su amor y bondad nos atrae nuevamente hacia el aprisco.
Nosotros como ovejas testarudas somos indisciplinados y al desviarnos hasta nos caemos y maltratamos; sin embargo al Señor como Pastor, no le importa llevarnos en sus brazos, recostarnos en verdes pastos y allí, amorosamente cuidarnos y vendarnos. A veces creemos que en situaciones dolorosas no está nuestro lado y nos sentimos desfallecer y la fuerza y voluntad nos fallan. Esto es obra del lobo feroz (el diablo) que desea hacernos creer que estamos solos y abandonados cuando no es así.  No tenemos nada que temer si estamos custodiados por Jesús, el buen Pastor. Así andemos por valles tenebrosos, tendremos la certeza y la confianza de quien está a cargo: “no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento” (v. 4 en la lectura). Mientras vivamos gozaremos de su bondad y si nos llama seremos dichosos porque nos reuniremos para siempre con nuestro buen Pastor: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días” (v. 6).

Amado Señor Jesús: Reconocemos que eres el Gran Pastor que has dado tu vida por nosotros tus ovejas y queremos seguirte porque contigo lo tenemos todo: salvación, seguridad, paz, sanidad, perdón y reconciliación total. Gracias Buen Señor por cuidarnos como a tu manada predilecta. Enséñanos a ser obedientes a tu Palabra para no apartarnos de tu redil y morar por siempre a tu lado.

Un abrazo y bendiciones.

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