En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce.Salmo 23:2 Biblia de las Américas.
Lectura: Salmo 23:1-6. Versículo del día: Salmo 23:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Empieza el Salmo con
las palabras “El Señor es mi pastor” y Jesús en Juan nos afirma: “Yo soy el
buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10:11 NVI). El Gran
Yo Soy, es nuestro Pastor que cuida de nosotros como sus mejores ovejas. Nos
conoce a tal punto que a cada una la llama por su nombre, las saca del redil y
va adelante dirigiendo el camino. Sus ovejas le siguen porque reconocen su voz
(Juan 10:2-5). No solamente nos cuida, nos guarda del maligno y si llegamos a
desviarnos, Él con su amor y bondad nos atrae nuevamente hacia el aprisco.
Nosotros como ovejas
testarudas somos indisciplinados y al desviarnos hasta nos caemos y
maltratamos; sin embargo al Señor como Pastor, no le importa llevarnos en sus
brazos, recostarnos en verdes pastos y allí, amorosamente cuidarnos y
vendarnos. A veces creemos que en situaciones dolorosas no está nuestro lado y
nos sentimos desfallecer y la fuerza y voluntad nos fallan. Esto es obra del
lobo feroz (el diablo) que desea hacernos creer que estamos solos y abandonados
cuando no es así. No tenemos nada que
temer si estamos custodiados por Jesús, el buen Pastor. Así andemos por valles
tenebrosos, tendremos la certeza y la confianza de quien está a cargo: “no
temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden
aliento” (v. 4 en la lectura). Mientras vivamos gozaremos de su bondad y si nos
llama seremos dichosos porque nos reuniremos para siempre con nuestro buen Pastor: “Ciertamente el bien y la misericordia me
seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos
días” (v. 6).
Amado Señor Jesús: Reconocemos
que eres el Gran Pastor que has dado tu vida por nosotros tus ovejas y queremos
seguirte porque contigo lo tenemos todo: salvación, seguridad, paz, sanidad, perdón
y reconciliación total. Gracias Buen Señor por cuidarnos como a tu manada
predilecta. Enséñanos a ser obedientes a tu Palabra para no apartarnos de tu
redil y morar por siempre a tu lado.
Un abrazo y
bendiciones.
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