lunes, 6 de abril de 2015

Caeremos a sus pies como Tomás




Luego le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe. 
Juan 20:27.


Lectura: Juan 20:19-31. Versículo del día: Juan 20:27.

MEDITACIÓN DIARIA

Hay muchos Tomás por todas partes. Algunos hasta se mofan de nosotros por creer en un Jesús resucitado; para ellos esto es un cuento o fábula risible. Necesitan directamente meter la mano en su costado (v. 25) para creer; necesitan entender que su pasión fue por ellos también y precisan una sacudida muy fuerte para que sus ojos puedan ver la luz verdadera. El Señor en su infinita misericordia no deja pasar desapercibido un conflicto o tribulación. Si es necesario se cogerá de esa situación para que por fin los incrédulos como Tomás puedan exclamar también con convicción: ¡Señor mío y Dios mío! (v. 28). Sí, muy dichosos los que sin ver creen pero también demasiado dichosos los que por circunstancias adversas llegan a los pies del Señor.
No te dejes engañar. El adversario, el diablo es el enemigo número uno y el que más interesado está en que sigas creyendo que vas por buen camino y deseches a Jesús. La incredulidad anda rondando por doquiera que vayamos. Jesús está dispuesto a que introduzcas tu mano en su costado y veas las marcas de los clavos en su cuerpo. ¡Déjate cautivar por Él!

Amado Señor: Gracias porque andamos por fe y sabemos que esa fe es nuestro motor que día a día nos trasporta de tu mano. Gracias por tu Santo Espíritu que ha puesto la certeza de un futuro mejor en nuestro corazón, con la firme convicción que estaremos contigo en la eternidad porque hemos creído que eres el Cristo que habría de venir al mundo a redimirnos del pecado. ¡Lo confesamos y declaramos buen Señor!

Un abrazo y bendiciones.


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