miércoles, 10 de septiembre de 2014

Reconociéndote como Libertador y Ayudador




Pero que todos los que te buscan se alegren en ti y se regocijen; que los que aman tu salvación digan siempre: ¡Sea Dios exaltado! 
Salmo 70:4.


Lectura: Salmo 70:1-6.  Versículo del día: Salmo 70:4.

MEDITACIÓN DIARIA

En este Salmo David le pide al Señor que lo socorra; sus enemigos lo acosan y no solamente se burlan de él, también desean su muerte.  Además de clamarle a Dios por su integridad, también pide que sus adversarios sean avergonzados, humillados y confundidos (vv. 1-3).
David le expresaba al Señor todo lo que sentía y me parece muy importante esta actuación porque a Dios no podemos llegarle con mentiras ni con apariencias. ¡Quién más para conocer lo que hay dentro de nuestros corazones que Él!  Considero que esta es la manera correcta de orarle  a nuestro Dios y Señor: abriendo el corazón de par en par, diciéndole todo lo que nos tiene atorados.  Cuando nos quebrantamos y estamos ante su presencia arrodillados, podemos pararnos firmemente delante de los hombres y no temer sus amenazas. “¡Ven pronto a mí, oh Dios! Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te demores, Señor!” (v. 5).

Amado Dios: Gracias por saber que siempre estás a nuestro lado defendiéndonos y sacándonos avante frente a los ataques de los enemigos. Por ser quien eres y reconociéndote como el gran Libertador y Ayudador, podemos también regocijarnos contigo y exclamar alegres: ¡Sea Dios exaltado! ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

Un abrazo y bendiciones.

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