jueves, 4 de septiembre de 2014

Estilizando nuestro lenguaje



Afilan su lengua como espada y lanzan como flechas palabras ponzoñosas.   
Salmo 64:3.

Lectura: Salmo 64:1-10.  Versículo del día: Salmo 64:3.

MEDITACIÓN DIARIA

David pone de manifiesto ante el Señor su lamento y le pide que lo guarde del enemigo: “Escucha, oh Dios, la voz de mi queja; protégeme del temor al enemigo.  Escóndeme de esa pandilla de impíos, de esa caterva de malhechores” (vv.1-2).  Y es que si hay manera de tumbar a una persona es con la lengua.  Con la lengua la destruyen totalmente y ¡ahora sí que lo vemos! Unos y otros se dejan comprar para destruir al adversario en política o al caído injustamente.
Por eso a lo largo de la escritura se recalca sobre las palabras y el saber controlarlas; desde cuando el Señor dio los ‘Diez Mandamientos”,  ordena  no dar falso testimonio en contra del prójimo (Deuteronomio 5:20); en otras palabras no mentir.  El chisme es mentira, la calumnia es mentira y Dios aborrece la mentira; esta es una de las características principales de Satanás y lógicamente él quiere que lo imitemos. Pero también hay que tener cuidado de la manera en que  hablamos; muchos hablan como dice David: lanzando como flechas palabras ponzoñosas.  O sea con intriga, con malicia, con indirectas, con odio y rabia a la vez.  Santiago nos habla de domar la lengua (Santiago 3:1-12) y considero que es bien necesario orar  porque cada día aprendamos  a controlar las palabras; a pensar antes de hablar o como dice un devocional de mi biblia: a poner en dieta las palabras.  Y así es; si queremos tener una figura esbelta, pues hay que hacer dieta y cuidarnos mucho en lo que comemos. De igual modo sucede con nuestras palabras; si las controlamos día a día, poco a poco vamos mejorando  nuestro hablar, hasta estilizar completamente nuestras expresiones.  Los cristianos estamos llamados a bendecir y no a maldecir; edifiquemos y no derrumbemos.

Amado Señor: Te rogamos nos enseñes a no pecar con palabras que ofenden y maltratan al prójimo.  Queremos usar nuestro lenguaje en bien de quienes nos rodean llevándoles palabras de ánimo, de victoria, de amor y compasión y que ante todo sean de bendición para quienes las escuchan.

Un abrazo y bendiciones.

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