Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero… Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es, el Verbo de Dios…En su manto y sobre el muslo lleva escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores.Apocalipsis 19:11, 13,16.
Lectura: Apocalipsis
19: 1-21. Versículos del día:
Apocalipsis 19:11, 13, 16.
MEDITACIÓN DIARIA
¿Quién es este Rey de
reyes y Señor de señores que va montado en un caballo blanco? Dice el versículo 13 que es el Verbo de Dios.
El Verbo que era desde el principio de la misma creación (Juan 1:1-4); el Verbo
que se hizo hombre y habitó entre nosotros (Juan 1:14). Este Verbo fue
rechazado, maltratado y humillado a pesar de que su propósito era, es y será
hacerle bien a la humanidad. Sin embargo
fue: “Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el
sufrimiento. Todos evitaban mirarlo; fue
despreciado, y no lo estimamos. Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por
Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y
molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados”
(Isaías 51:3-5). Este Rey de reyes y
Señor de señores no es otro que el Señor Jesucristo. En los últimos tiempos Él
vendrá a gobernar a las naciones con puño de hierro y con su espada afilada las
herirá (v. 15 en la lectura), porque no han creído en su mensaje; también ahora
se burlan y lo rechazan. Se han vendido
al anticristo, lo han seguido y adorado;
también han martirizado a sus santos, pero el Señor vencerá y arrojará vivos a la bestia
(anticristo) y al falso profeta al lago de fuego y azufre (v. 20). “Los demás fueron exterminados por la espada
que salía de la boca del que montaba a caballo, y todas las aves se hartaron de
la carne de ellos” (v. 21).
Nuevamente meditemos a
conciencia sobre el tema. Miremos los noticieros y entendamos que el tiempo se
está agotando. Los cristianos tenemos una misión: cumplir la Gran Comisión y
llevar el Evangelio a tantos que aún no conocen del Señor, para que se salven y
no tengan que padecer los horrores de la gran tribulación. Y para ti, que has sido duro de cerviz, llegó
el momento de decidir tu situación; no hay otro camino, el único trazado por
Dios es Jesucristo, el Verbo Fiel y Verdadero, el Rey de reyes y Señor de
señores. Si deseas aceptarle como lo que es, podemos orar así:
Señor Jesucristo: Yo te
necesito; reconozco que eres el Hijo de Dios; el Verbo hecho carne que vino a
morir en mi remplazo y resucitó para darme vida eterna. Confieso y creo que tu
bendita sangre me limpia de todo pecado y por eso decido aceptarte en mi vida
como Señor y Salvador personal. Gracias Señor por venir a morar conmigo, por
perdonarme y limpiarme; por darme un puesto contigo en el cielo. Amén.
Un abrazo y
bendiciones.
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