Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.Mateo 28:19.
Lectura: Mateo
28:1-20. Versículo del día: Mateo 28:19.
MEDITACIÓN DIARIA
Los cristianos tenemos
que tener claro que dentro de nuestra creencia como tal, creemos en tres
personas distintas y un solo Dios verdadero. ¿Que es difícil de entender? Claro
que sí. Por algo es un misterio. Jesús afirmó: “El Padre y yo somos uno” (Juan
10:30); Es indiscutible la deidad de Jesús: En el principio ya existía el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”; “Y el Verbo se hizo hombre y
habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde
al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1 y Juan
1:14).
El Señor Jesús
prometió un Consolador: Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador
para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede
aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive
con ustedes y estará en ustedes”; “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a
quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará
recordar todo lo que les he dicho” (Juan 14:16-17 y Juan 14:26).
El apóstol Pablo
nos lo resume así: “Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2 Corintios 13:14). Por lo tanto, cualquiera que niega la
Trinidad, no es de Dios, no está en una sana doctrina. Aprendamos a escudriñar
las Escrituras, a memorizarlas y tenerlas listas para que cuando vengan los que
nos atacan y contradicen, podamos sacar el Arma innegable que es la Palabra de
Dios y no dejarnos confundir. El mandato fue muy claro: hacer discípulos “bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
Amado Dios:
Te damos gracias porque creemos en Ti, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo. Gracias bendito Padre porque cuando nos dirigimos a Ti, como
buen Padre bajas tu cabeza para escucharnos; nos gozamos en ser tus hijos.
Gracias Señor Jesús porque nos redimiste y pagaste un precio muy alto por
llevarnos a la gloria celestial. Y gracias precioso Espíritu Santo por interceder
por nosotros y darnos todo tu poder para conducirnos. ¡Llénanos de tu Presencia
cada día más y más!
Un abrazo y
bendiciones.
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