viernes, 5 de septiembre de 2014

El gozo del Señor es nuestra fortaleza




Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras, y los levitas que enseñaban al pueblo, les dijeron: No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios. 
Nehemías 8:9.


Lectura: Nehemías 8:1-18.  Versículo del día: Nehemías 8:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de la reconstrucción de la muralla, todo el pueblo se reunió para escuchar del sacerdote Esdras el libro de la ley que el Señor les había dado a los israelitas.  El pueblo al oír las palabras de la ley comenzó a llorar.  Con anterioridad habían sido exhortados por haberse contaminado al tomar mujeres de otras naciones paganas, puesto que el Señor lo prohibía en la ley.  Considero que entendieron muy bien lo expuesto por Esdras, Nehemías y los levitas y su corazón se conmovió, no solo de escuchar nuevamente la Palabra de Dios, sino también por la misma contrición de sus pecados. Me parece muy importante este ejemplo, ya que nosotros muchas veces somos indiferentes ante el pecado y prácticamente ya se usa entre los cristianos el tan replicado dicho tradicional: ‘peco, confieso y empato’.  Pero de remordimiento, arrepentimiento, tristeza o dolor poco se demuestra.  Es como si no valoráramos la sangre derramada por el Señor Jesucristo.
Pidámosle al Espíritu Santo que nos redarguya de todo pecado y sinceramente confesemos con dolor el haber ofendido a nuestro amado Dios. Después sentiremos el verdadero gozo del Señor, convertido en nuestra fortaleza (v. 10).

Amado Señor: Permite que tu Espíritu nos sature completamente y podamos dimensionar la maldad que se concentra en el pecado sea cual fuere.  Queremos ser transparentes ante ti e ir avanzando cada día en la obra perfecta, fortalecidos con tu gozo.

Un abrazo y bendiciones.

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