¿A quién has insultado? ¿Contra quién has blasfemado? ¿Contra quién has alzado la voz y levantado los ojos con orgullo? ¡Contra el Santo de Israel!2 Reyes 19:22.
Lectura: 2 Reyes
19:1-37. Versículo del día: 2 Reyes
19:22.
MEDITACIÓN DIARIA
Al rey Senaquerib de
Asiria se le subió completamente el ego y quiso intimidar a Ezequías y a su
pueblo, profiriendo palabras fatuas para insultar al Dios viviente, con el fin
de que se entregaran a él. Ezequías, como rey de Judá clamó al Señor y mandó
mensajeros donde el profeta Isaías para saber cómo actuar al respecto. “Cuando
los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, éste les dijo: Díganle a su señor que así dice
el Señor: No temas por las blasfemias que has oído, y que han pronunciado
contra mí los subalternos del rey de Asiria” (vv. 5-6). Y profirió palabra
contra Senaquerib diciendo: “Yo sé bien cuándo te sientas, cuándo sales, cuándo
entras, y cuánto ruges contra mí. Porque has rugido contra mí y tu insolencia
ha llegado a mis oídos, te pondré una argolla en la nariz y un freno en la
boca, y por el mismo camino por donde viniste te haré regresar” (vv.
27-28). Senaquerib se consideraba el
invencible ya que había doblegado a muchas naciones a sus píes; menospreció al
Dios de Israel, que es el Dios verdadero. “Entonces el Señor envió un ángel
para que exterminara a todos los soldados y a los jefes y capitanes del
campamento del rey de Asiria, y éste tuvo que volver avergonzado a su país. Al
entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo asesinaron” (2 Crónicas
32:21).
Así como el Señor salió
en favor de los suyos, salvando a Ezequías y a todos los habitantes de Jerusalén de la
mano de Senaquerib y de todos sus enemigos, también lo puede hacer ahora con
cualquiera que se sienta oprimido, maltratado o amenazado. Tenemos que tener la
certeza que Él peleará por nosotros y nos dará la salida con victoria
estruendosa, porque nadie puede enfentarse al Dios del cielo.
Amado Señor: Hay muchos
enemigos a nuestro lado, unos de carne y otros espirituales. Te clamamos a Ti, para que seas tú mismo
derribando murallas y ejércitos que se levantan en contra y se interponen en
nuestro caminar diario contigo. Gracias Señor porque eres el único que das
completa libertad.
Un abrazo y
bendiciones.
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