Aun cuando sea yo anciano y peine canas, no me abandones, oh Dios, hasta que anuncie tu poder a la generación venidera, y dé a conocer tus proezas a los que aún no han nacido.Salmo 71:18.
Lectura: Salmo 71:1-24. Versículo del día: Salmo 71:18.
MEDITACIÓN DIARIA
Uno de mis más grandes
anhelos es esperar la llegada de los nietos.
Me veo con ellos, sentados en mis piernas y hablándoles no solo de mis cuitas, sino de las
maravillas que el Dios Todopoderoso ha realizado en mi vida. Puedo decir también como el salmista: “Tú, oh
Dios, me enseñaste desde mi juventud, y aún hoy anuncio todos tus prodigios”
(v. 17), o sea, tengo mucho que contar a mis generaciones venideras: es mucha
agua la que ha corrido por debajo del puente y mucha tela la que hay que cortar,
porque a pesar de las pequeñas y grandes dificultades mi Dios siempre vuelve a
darme vida. Puedo dar testimonio que de
las profundidades de la tierra me levanta, vez tras vez.
¡Cómo no estar
agradecida con mi Dios! ¡Cómo no gritar de júbilo y cantarle salmos a mi Rey! “Todo
el día repetirá mi lengua la historia de tus justas acciones” (vv. 24). Por todo eso espero con ansías mecer entre
mis brazos a mis nietos, para que sus prodigios se conozcan y se repitan sin
cesar.
Amado Señor: Gracias
por haberme permitido conocerte desde mi juventud; gracias porque sé que el
camino que me has trazado ha estado rodeado de altibajos que en ocasiones han
resquebrajado mi corazón. Gracias porque aún hasta en lo más pequeño, has
puesto tu mano bondadosa a mi lado. Gracias por esos pequeños que aun no han
nacido, pero que llegarán para conocer tus proezas y exaltar tu Nombre. ¡Tu
fama se extenderá por todas las generaciones!
Un abrazo y
bendiciones.
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