Los mensajeros salieron por todo Israel y Judá con las cartas del rey y de sus oficiales, y de acuerdo con la orden del rey iban proclamando: Israelitas, vuélvanse al Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva al remanente de ustedes, que escapó del poder de los reyes de Asiria.2 Crónicas 30:6.
Lectura: 2 Crónicas
30:1-27. Versículo del día: 2 Crónicas
30:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Esto sucedió en el reinado
de Ezequías, rey de Judá, y hay algo para tener muy en cuenta: después de
Salomón el reino de dividió, quedó Judá por un lado y todos los demás por otro.
Pasaron muchos reyes gobernando a Israel; prácticamente, todos haciendo lo que
ofende al Señor. Cuando Oseas reinaba sobre Israel, el rey de Asiria conquistó Samaria
y los deportó a Gozán y a las ciudades de los medos (2 Reyes 17:6). Sin embargo, Ezequías rey de Judá, restableció
el culto en el templo y celebró nuevamente la Pascua. Tuvo el coraje entonces,
conocedor y temeroso de las leyes que el
Señor había determinado para todo el pueblo de Israel en los tiempos de Moisés,
de enviar mensajeros a todo Israel, Judá y las tribus de Efraín y Manasés para
que acudieran al templo del Señor en Jerusalén, a celebrar la Pascua del Señor,
Dios de Israel (v. 1). Ezequías no era rey de Israel, era de Judá; pero su amor
por el Señor de sus antepasados lo obligó, y a pesar de las burlas y risas de
muchos de sus habitantes no se echó para atrás, sino que continuó su labor. El
pueblo de Israel había sufrido la deportación y sin embargo, de los que quedaron y a quienes
se les hizo la invitación fueron pocos los que acudieron a la cita.
El pasaje es para que
analicemos en esta época lo mismo: el hombre está totalmente caído, pero
nosotros los cristianos tenemos que ser portadores de buenas noticias. Tenemos que llevar el mensaje de salvación y
pregonarlo, así se rían y burlen en nuestra cara. Unos lo rechazarán, otros lo
aceptarán. El pueblo de Israel era uno
solo; era el pueblo de Dios pero se alejaron de Él y siguieron su propio
camino. Igualmente pasa ahora; muchos dicen saber de Jesús y conocerle, pero no
lo siguen; lo ven como un Dios muerto y Él está vivo y vive en quien le permita
entrar en su corazón. Para todos ellos
también aplica: “El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se
vuelven a él, jamás los abandonará” (v. 9).
Ésta, su Palabra, es verdadera y yo no puedo callar. No es hora de callar.
Amado Dios: Cuando
enviaste a tu Hijo al mundo, lo mandaste con un propósito definido: salvar a la
humanidad de las garras del infierno. Han pasado más de dos mil años después de
su venida y más de dos mil seiscientos en que tus profetas lo anunciaron y anunciaron
también sobre estos tiempos. Te rogamos
Dios del cielo que pongas en cada uno de tus hijos, el deseo ardiente de no
callar y demostrarle al mundo tu infinito amor a través de tu Hijo Jesucristo,
porque su segunda venida está cerca y el mundo tiene que saber que Él es, el
único Señor y Salvador.
Un abrazo y
bendiciones,
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