Por lo tanto, no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal, ni obedezcan a sus malos deseos.Romanos 6:12.
Lectura: Romanos
6:1-23. Versículo del día: Romanos 6:12.
MEDITACIÓN DIARIA
Antes de recibir al
Señor, éramos esclavos del pecado; por lo tanto, ahora que somos de la familia de
Dios y que el Espíritu Santo mora en nosotros, no podemos seguir conviviendo
con el pecado. El Señor nos llamó a libertad no a libertinaje. La naturaleza
pecaminosa aun sigue influyendo en el creyente y la voluntad se debilita. Hay
que entender que vivimos en un mundo caído y que todo a nuestro alrededor gira
sobre eso: Televisión, internet, compañeros de trabajo, de universidad, etc. Así
que queriendo hacer el bien, resultamos obrando mal, pero gracias a Dios, como
bien nos lo afirma Pablo, por Jesucristo nuestro Señor (Romanos 7:18-25).
Entonces, es cuando
tenemos que voltear los ojos al Señor y entender que por su infinita
misericordia estamos ya en su camino y pedirle que sea Él quien vaya cambiando
hábitos y costumbres pecaminosas. El
Señor se encargará de poner en cada uno, tanto el querer como el hacer. Considerarnos
muertos al pecado (v. 11 en la lectura), sin permitirle que haga cama en nosotros; viviendo
para Cristo Jesús porque es Él, quien vive. Hay que revestirnos de la naturaleza
nueva. Si bien es cierto que Satanás nos
invita a pecar, la decisión de hacerlo es nuestra y nosotros lo podemos dominar
con la acción del Espíritu Santo. Si no tenemos sabiduría para guiarnos por el
camino recto, pidámosela a Dios (Santiago 1:5); si no tenemos dominio propio, llenémonos de su
Santo Espíritu y gocemos de su presencia (Efesios 5:18). “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). No permitamos que el pecado
nos vuelva a esclavizar. Ya que hemos sido liberados de esta carga y estamos
al servicio de Dios, cosechemos la santidad que conduce a la vida eterna (v. 22 en la lectura).
Amado Señor Jesús:
Gracias porque Tu viniste a morir por nuestros pecados y ya mora en nosotros la
gracia abundante con la que nos has provisto. Queremos hacer tu voluntad y no
dar marcha atrás dejando que el pecado siga habitando y esclavizándonos. Gracias porque contigo tenemos todo el poder
para continuar de tu mano, avanzando hacia la meta final.
Un abrazo y
bendiciones.
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